Cómo Seducir a un Hombre


Acércate a él y susurra mientras te desabrochas la blusa: te voy a hacer la mamada de tu vida … Fin

¿Cómo? ¿Que tengo que escribir un artículo más largo? ¡Pero si no hay donde rascar!

Todo el mundo sabe que para seducir a una mujer y tenerla contenta, el hombre debe cumplir un listado de cuarenta requisitos mientras que para satisfacerle a él sólo es necesario suministrarle cerveza, fútbol y una buena mamada.

¿Que ésto es un topicazo machista? ¿Que me documente sobre el tema?¿Que para eso me pagas?

Vaaale, me pongo a ello. Jefes…
¿Qué es seducir a un hombre?

Hay cientos de consejos sobre cómo seducir, recetas aparentemente infalibles sobre cómo conquistarle para que caiga rendido a sus encantos, pero creo que no hay recetas infalibles por dos motivos muy claros: uno, cada persona es un mundo y dos, ningún chef revela el ingrediente secreto.


A ésto hay que añadir que para seducir a un hombre, al igual que para seducir a una mujer, primero tenemos que clarificar qué entendemos por seducir: ¿Llevárselo a la cama?. ¿Enamorarle? ¿Tenerle babeando a los pies como un perrito faldero?. El consejo que Ovidio daba en su libro Ars Amandi, en el que ofrecía consejos sobre cómo realizar conquistas amorosas es aplicable también aquí «Todo amante es un soldado en guerra». ¿Qué guerra deseas librar?

Arden Leigh es una eminencia en el arte de la seducción. Tras leer El Método, de Neil Strauss, fenómeno editorial sin precedentes en el que el autor revelaba los secretos para seducir a una mujer, decidió escribir uno basándose en éste en el que revelar los secretos para seducir a un hombre. The New Rules of Attraction. How to Get Him, Keep Him and Make Him Beg for More desarrolla un conjunto de reglas que parten de una premisa indispensable según sus propias palabras “¡averigua lo que quieres y persíguelo claramente!”


Leigh enseña estas reglas en Seduction Sirens, foro que presume ser la escuela de seducción más importante de Nueva York. La clave del éxito de la seducción, afirma, se basa en tres pilares indispensables: desarrollar la atracción física, forjar una conexión emocional y asegurarse de que el hombre provee todo lo que la relación necesita.


Proyectar una imagen

Para ir a la guerra, muchas tribus se pintaban la cara con símbolos mágicos, llevaban cabezas de lobo sobre su cabeza o se tatuaban el cuerpo con imágenes tan terroríficas que hasta a los legionarios romanos les causaban pavor. Otros, por el contrario, se investían de poder y autoridad con túnicas teñidas de cochinilla que traían los fenicios desde las Islas Canarias y un gesto tan regio e imperturbable que el enemigo sentía el deseo de inclinar la cabeza y arrojar la espada.

¿Qué imagen quieres dar al mundo y a esa persona en concreto? Si sólo deseas echar un polvo puedes seguir los consejos habituales de cientos de revistas: viste de manera seductora que irradie sensualidad y sexualidad, ropa y maquillaje que realcen tus encantos y disimule tus defectos, que insinúe pero no muestre, que no seas atrevida y vulgar, sino sutil; o puedes seguir el ejemplo práctico de programas como Geordie Shore en los que funciona justo lo contrario: viste como una meretriz, ponle las tetas a la altura de la cara y a los diez minutos de conversación métele la lengua en la garganta y dile que te lleve a su casa.

Sin embargo, si quieres seducir realmente incluso a hombres en los que ni siquiera has reparado, deberías crearte una imagen que te diferencie de los demás. Somos personas, somos marcas, así lo afirmó Leigh en una entrevista a The Times, en la que señalaba que cada mujer debería establecer un concepto propio que la diferencie del resto: una imagen de marca.“Tu marca personal es algo que debe acompañarte a lo largo de tu vida”“Igual que todas las compañías gastan mucho tiempo y esfuerzo en crear su marca para transmitir su mensaje a los potenciales clientes, debes hacer lo mismo con la imagen que proyectas”.


Entiendo que en la sociedad capitalista en la que vivimos este concepto de marketing en el que se considera a la persona como un objeto que vender, funcione. Yo prefiero considerar a las personas como seres humanos y no como recursos humanos, que diría el gran Galeano; no hay que diferenciarse de los demás: ya somos diferentes, cada persona es única. Sólo debes ser fiel a ti misma y mostrarte en tu plenitud. Difícil, ¿no es cierto?, ya lo decía Oscar Wilde, “Ser natural es la más difícil de las poses”.

Contacto visual

No cabe la menor duda, la mirada es un arma de seducción muy importante; si los ojos son el espejo del alma, creo que la mirada es la energía que ésta desprende. Con la mirada captarás su atención en un lugar lleno de gente, podrás jugar, saber si realmente está interesado y decirle algo de ti sin palabras.

Si te sientes atraída por un hombre desconocido, el primer paso es cruzar con él la mirada. Algunos recomiendan que le claves los ojos como si fuera un arco que lanza una flecha directa al objetivo pero puede resultar muy directo y provocarle incomodidad. Mejor mírale y cuando te mire baja los ojos con relativa timidez. Repite una o dos veces más y luego comienza el juego de lo que una amiga mía denominaba “miraditas”.


Llegará un punto en el que ya tendrás claro que él está interesado o no en ti; es el momento de aguantarle un poco la mirada y sonreír. ¿Qué tipo de sonrisa? La que te apetezca mostrarle. Puede ser una sonrisa de perversidad como Sharon Stone mientras cruzas las piernas o una repleta de candidez como la de Candy Candy; dependerá de lo que quieras de él.

Si entablas una conversación con él intenta que sea una mirada cautivadora que no le ponga incómodo. No claves tus ojos en los suyos, juega a mirar otras partes de su cara y de su cuerpo con cierto brillo de reconocimiento ante su atractivo; de este modo él se sentirá observado como un pavo real y alimentarás su ego.

Sedúcelo con tu voz

Una de las herramientas más poderosas en una estrategia de seducción es la voz. Una voz sensual puede encender la pasión de un hombre, recuerda a Jessica Rabbit.

Si por desgracia tu voz se parece más a la de Humphrey Bogart que a la de Lauren Bacall no hay ningún problema, la cuestión es acariciar al otro con la voz. La risa estridente, el tono de voz muy alto, las palabras malsonantes pueden bajar la libido del más dispuesto. Con ésto no te digo que hables como una femme fatale engolando la voz, sino que pulas la tuya sacando lo mejor de ella.


No finjas ser lo que no eres, tarde o temprano, saldrá tu verdadero yo y será peor. Nunca olvidaré los consejos que me daba una antigua amiga, experta, según ella, en el arte de la seducción: ropa, gestos, coqueteo, voz modulada, hasta la manera con la que se tomaba una copa. El problema venía cuando se tomaba tres: perdía la compostura y decía a voz en grito: “tengo el shosho dando palmas”. Pues eso.

Sedúcelo con tu aroma

Shakespeare escribió que Cleopatra recibió a Marco Antonio en un barco con las velas perfumadas; el aroma almizclado inflamó su corazón y la amó desde ese momento hasta el punto de perder su vida por ella.

Puede que la literatura exagere la realidad, pero es un hecho comprobado científicamente que las feromonas atraen a los hombres como ya les contamos en “Prueban la existencia de feromonas sexuales humanas”.

Una encuesta reciente reveló que para el 89% de los hombres el olor puede aumentar el atractivo de una mujer y que el 55% de los encuestados tendrían una relación amorosa con una mujer sólo por su aroma atrayente. Hay aceites de aromaterapia que potencian el poder de las feromonas: sándalo, almizcle, rosa, ylang ylang y jazmín, potentes afrodisíacos; aunque no les sienta bien a todas las pieles, por eso deberás encontrar tu perfume perfecto.


Un buen perfume puede enloquecer a un hombre, pero no será el que esté de moda por una buena campaña publicitaria, sino el que realce el olor de tu cuerpo. Cuando lo encuentres será parte de tu marca, algo reconocible de ti. No abuses de él, recuerda la manera correcta de aplicártelo: una gota en las muñecas, tras los lóbulos de las orejas, detrás de las rodillas, en la parte interna del codo, en el ombligo y en los tobillos.

Escúchale

Dijo Zenón de Citio que “Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para oír más y hablar menos.” Gran frase, la pena es que la mitad de la gente no la conozca y la otra mitad la ignore. A todos nos gusta ser escuchados pero pocos saben escuchar como Momo de Ende. No te digo que calles asintiendo a todo con expresión bobalicona mientras te atusas el pelo: el equilibrio está en el medio. Escucha lo que tenga que decir, interésate por sus gustos, sus ideas, sus sentimientos. No hagas como la mayoría que espera a que el otro termine la frase para soltar la suya: pídele que matice, que amplíe lo que te está contando.

Cuando hables no muestres todo el arsenal; sé que resulta tentador ya que queremos impresionar, pero la clave de la seducción es mostrar sin enseñar del todo. Tiene que intuir que hay mucho que descubrir en ti y desear descubrirlo.


Coquetea

El lenguaje corporal es universal y conocido de sobra por todos, ya sea porque se ha escrito mucho sobre el tema, ya sea porque reconocemos esos gestos y las vibraciones que emanan del cuerpo del otro de una manera intuitiva. Este lenguaje es una parte muy importante de la seducción ya que es, en cierta manera, como la danza del cortejo de los animales.

Hay una serie de gestos que resultan muy atrayentes para un hombre: sonreír mientras te humedeces los labios, acariciarle con la mirada, jugar con tu pelo, exponer tu cuello, mecerte hipnótica imitando sus gestos como un espejo, rozarle con un gesto casual, acariciar el borde de la copa con el dedo…

Debes observar también su lenguaje corporal para saber si está receptivo o no hay nada que hacer. Una de las estrategias que mejor sirven a este propósito (salvo que estés a dos centímetros de su oreja en una discoteca por cuestiones obvias) es acercarte a él invadiendo su espacio vital. Inclina tu cuerpo hacia él y observa su reacción. Si se mantiene en el mismo sitio, se siente atraído; aléjate y baja un poco la voz, si inclina su cuerpo hacia ti en vez de pedirte que la eleves, es un síntoma claro de atracción. Si, por el contrario, se mantiene alejado, probablemente no sienta atracción por ti.


Abre tus sentidos a su cuerpo, como ya les contamos, hay síntomas inequívocos de que un hombre está excitado: lenguaje corporal, olor, alteraciones físicas. Si no ves ninguno, retírate a tiempo. No se tienen por qué vencer todas las batallas.

Estos consejos no son sino la punta del iceberg ya que, como decía al principio, han corrido ríos de tinta sobre el tema. ¿Mi consejo personal?: Si quieres convertirte en una seductora, sedúcete a ti misma primero. “Conócete, acéptate, supérate”, decía San Agustín. Si algo no te gusta, cámbialo. Si no se puede cambiar, acéptalo.

Acéptate y sé tú misma; sólo así atraerás a un hombre que realmente merezca la pena para ti.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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