Arriba los polvos mañaneros

El sexo marital nocturno merece ser desterrado de las camas por desabrido y aburridor.


El sexo matinal alivia el dolor, consume calorías, defiende a las mujeres de la depresión y mejora el apetito.

El sexo siempre es bueno y nada mejor que las encamadas frecuentes, con ganas, con la compañía adecuada y en las condiciones que permiten ese goce pleno que deja brillo en los ojos y una risilla de satisfacción que alcanza para borrar cualquier chaparrón cotidiano.

Claro, a la cama también hay que ir de manera espontánea, sin condicionantes distintos al de sentir placer y al de dejarse guiar por el deseo. Nada más. 

Pues bien, este preámbulo, retórico por demás, lo hago solo para denostar de los ‘libreteados’ polvos nocturnos precedidos de lavada de dientes, postura de piyama y apagada de luz que se imponen en el catre de muchas parejas y que terminan por arrollar el delicioso instinto carnal.

Hablo de ese sexo modulado por la lógica económica del día a día, la suavidad de la cama y la blandura del colchón que solo se aplaza motivo viaje o por alguna molestia de la contraparte; en otras palabras, me refiero al sexo marital nocturno y que merece ser desterrado de las camas por desabrido y aburridor.

Todo para, de un salto, ovacionar la delicia reconfortante de los polvos mañaneros, que son como lanzarse de cabeza y sin salvavidas en un estanque de chocolate y que pueden librar de la rutina a las tristes parejas estables que creen que el aquello es patrimonio de la lobreguez.

Por tanto, ellos deben saber que la cópula de alborada es un poderoso estimulante que saca a patadas el estrés, porque libera generosamente endorfinas capaces de remplazar una sesión de yoga o de trote sin salir de las sábanas. 

Además, hay menos sueño y los señores –qué maravilla– de madrugada tenemos más testosterona por lo que nos ponemos rígidos con solo mirarnos y por si fuera poco el equipaje genital, dicen los estudios, nos funciona mejor después del sueño.

Y por si les quedan dudas, hay más: el sexo matinal alivia el dolor, consume calorías a lo macho,  defiende a las mujeres de la depresión, mejora el apetito, tranquiliza y, lo mejor, las prepara para enfrentar la tarea diaria con más energía.

Así que, arriba los polvos mañaneros y abajo aquellos que entierran los orgasmos en una cama doble, al amparo de la tenebrosidad.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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