Aprenda a enfrentar el miedo a envejecer

La gerantofobia se ha convertido en uno de los males más comunes entre las mujeres. 


La gerantofobia no es solo el temor a los signos de envejecimiento y deterioro natural de nuestro cuerpo, sino que se ha venido convirtiendo en una especie de tendencia que cobra importancia en la contemporaneidad. 

No se trata de un malestar superfluo, y más que temor es un trastorno que exige atención y que detectado a tiempo puede ser revertido. 

Diferentes estudios evidencian que las más afectadas son las mujeres mayores de cincuenta años. Sin embargo, personas menores no están exentas de sufrirla. 

De acuerdo con el Estudio sobre la satisfacción personal según la edad, publicado en los Anales de Psicología de la Universidad de Murcia, en España, el cual cuenta con una muestra de 1.203 sujetos encuestados, "la satisfacción de las personas disminuye conforme al aumento de la edad". 

También se agrega que con el paso de los años se presenta una serie de cambios aparejados con el envejecimiento del organismo, que hacen que las personas sufran varios síntomas fruto no solo del paso del tiempo, sino derivados de conductas no saludables practicadas durante años, como beber, fumar, sobrepeso y carencia de actividad física". 

Los investigadores insisten en que "envejecer es normal, pero una conducta patológica manifestada en temor a ella logra que se convierta en obsesión o rechazo”. 

Es claro que hoy muchos procesos biológicos se han desacelerado a partir de la aplicación de preceptos de higiene y los descubrimientos científicos, al punto que la humanidad ha superado enfermedades y ganado calidad y expectativa de vida. 

No hay que olvidar que es importante cada una de las etapas de la existencia: infancia, adolescencia, juventud, madurez y –también– ancianidad. 

Hasta hace poco un excombatiente exhibía con orgullo una herida de guerra, las líneas de expresión delataban tanto el sufrimiento como la dicha, e incluso características de su profesión o dedicación. Hoy, por el contrario, la tendencia es parecerse cada vez más al 3D, a la textura de la piel de los personajes de los juegos virtuales, y en cierta forma es inevitable desear una vida virtual, la cual pueda que esté próxima a ser posible. 

Afecta ver cómo el cuerpo cambia o se deteriora: el cabello empieza a blanquearse o a caerse, se da la pérdida de movilidad en las articulaciones, la disminución de la velocidad, la aparición de arrugas y manchas en la piel, además de las enfermedades degenerativas. 

La gente se siente más frágil y con ello hay sentimientos de frustración con debilitamiento de la autoestima y depresión. Cuando esto se exagera, se cae en las fobias. 

Una fobia es un temor llevado al extremo que altera el curso normal de la vida. Y en este caso se configura la gerantofobia, muchas veces sin que quienes la padecen sean conscientes de esta. 

Dado que la manera como la persona se percibe a sí misma y como cree que la ven los demás importa mucho, es evidente que los procedimientos reconstructivos y de medicina estética pueden representar un significativo aporte al mejorar el aspecto e incluso contribuir (como muchos de ellos lo hacen) con la propia salud –no solo psíquica–, por ende combatir la gerontofobia. 

“Verse bien hoy día, lo reconocen los filósofos y psicoanalistas, los críticos de arte y los zares de la moda, es una exigencia publicitaria y política, profesional y de seducción, en un mundo reconocido por los intelectuales como hedonista”. Entre los expertos nacionales y extranjeros, la colombiana Pilar Castaño –personalidad de la moda en Colombia– asegura que aspectos como “la honestidad son claves: estar en paz con uno mismo, aceptarse, reconocerse y encontrarse. 

Tener equilibrio y coherencia a partir del amor y ser agradecido con la vida. Esfuerzos que reafirmen el amor propio, dándoles sentido a las diferentes etapas de la vida y nutriendo nuestra fortaleza ante la adversidad, contribuirán a combatir esta tendencia del siglo XXI. “Si amas lo que haces, eres una persona positiva y sólida que se siente bella y digna de ser amada, estarás bien dentro de tu piel”, puntualiza el doctor Alejandro Rada Cassab, agregando que no se trata de simple “vanidad”, sino de algo necesario. “La vejez es un estado anímico, uno es tan viejo como quiera ser: otorgarles más vida a los años depende de uno mismo”. 

Los síntomas 

1. Astenia y adinamia, es decir, pérdida de interés en realizar diferentes actividades.
2. Aislamiento.
3. Depresiones recurrentes.
4. Ataques de histeria o de pánico representados por dificultad para respirar, náuseas y sequedad en la boca.
5. Pérdida de la capacidad de disfrutar las cosas.
6. Miedo al rechazo.
7. Práctica excesiva de procedimientos médicos y/o estéticos. 

¿Cómo combatirla? 

Por lo común no es fácil detectar quién sufre esta dolencia de rechazo hacia el proceso de envejecimiento. El cambio del aspecto físico no es ni implica necesariamente deterioro. Mucho menos si hay una cultura del cuidado desde temprano. 

Lo primero es aceptar los cambios físicos de cada etapa de la vida teniendo en cuenta las siguientes prácticas para garantizar un mejor aspecto físico y bienestar emocional: 
Caminar y/o hacer un poco de ejercicio a diario (20 minutos mínimo, aún en actividades de desempeño normal como caminar, pasear a las mascotas o arreglar el jardín o la casa). 
Llevar una dieta sana y balanceada (austera, sin excederse tampoco en el defecto) 
Hacerse algunos tratamientos de belleza a tiempo, conservando características y lo mejor de cada uno. 
Trabajar la confianza y fortalecer la autoestima. 
Llevar una vida social activa, en lo posible con gente contemporánea y diversa que nos imponga retos. 
Hacer el amor, tomar una copa de vino o disfrutar una buena cena, una obra de arte o un concierto, instantes vitales gozados a plenitud, como un viaje. Alimentar nuestro ser nos ayudará a estar mejor con nosotros mismos. 
Disfrutar nuestras actividades cotidianas. 
Practicar yoga, meditación o aumentar la espiritualidad (donde caben las prácticas ecológicas y altruistas).
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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