Te amo, hasta que...

El "te amo" de hoy no es permanente ni mucho menos es incondicional, es más bien como un comodín.

¿Seré yo el único que queda impactado cada vez que veo los mensajes de amor que se escriben hoy los jóvenes? Ni siquiera son declaraciones de amor abiertas entre novios o potenciales. Son mensajes que se dejan públicamente entre amigas y amigos por el simple hecho de subir una foto o hasta un mal chiste.
He visto unas joyas como, “Te amo más que mi vida”. Me pregunto, ¿eso que será lo que significa? ¿Que si a la amiga la va a atropellar un bus, se pararía enfrente y se sacrificaría por ella? ¿Que si el avión en que ambos viajan está a punto de estrellarse y solo hay un paracaídas, el se lo cedería?

Te amo. Son solo dos palabritas que pueden significar tanto para algunos y absolutamente nada para otros. Hay personas que harían cualquier sacrificio o se someterían a cualquier castigo con tal de escucharlas y otras perderían hasta lo invaluable con tal de no decirlas.

Las comedias románticas subliminalmente nos han inculcado que no importa si al principio los protagonistas se odian o si en algún momento hubo desilusión o engaño, porque al final de la película él o ella irá tras su verdadero gran amor y le dirá las dos palabras mágicas y todo estará bien.
Hemos tragado entero en pensar que esas dos palabras son como un elixir que puede aliviar todo lo que podría estar mal. Pero, ¿cuántos de verdad saben que quiere decir “te amo”?, ¿cuántos están dispuestos a respaldar esas palabras con actos y no con un chorro de babas?
El “te amo” de hoy no es permanente ni mucho menos es incondicional, es más bien como un comodín para cuando no se sabe muy bien que decir. Hemos dejado que el poder milagroso de estas palabras se disminuya a tal grado que pareciera que son huecas y sin ningún fundamento, como si por equivocación se juntaron cinco letras del alfabeto.
Tantas parejas proclaman “amor eterno”, pero la eternidad existe mientras haya salud, plata y buenos momentos; apenas aparecen las dificultades, el amor se convierte en “confusión” o en “incompatibilidades irreconciliables”. Aún mucho más triste: cuántos padres “aman incondicionalmente” a sus hijos mientras saquen buenas notas en el colegio, estudien la carrera que ellos digan o tengan la orientación sexual que ellos piensan que es la correcta. Hasta este amor, que supuestamente es el más puro, se ha vuelto en demasiados casos efímero y condicionado.
De ninguna manera estoy diciendo que debemos de dejar de decir “te amo”. Soy fiel creyente que si este par de palabritas vienen atadas al compromiso, a la lealtad, a la comunicación, al cariño, el respeto y, aun más importante, a la aceptación, sí pueden ser las más poderosas del universo y pueden llegar a mover montañas. Lo que digo es que seamos tacaños y consecuentes a la hora de decirlas y volvamos a darles el sentido y el peso que se merecen.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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