Seis permisos para volver a ser: el viaje silencioso hacia tu versión más auténtica



¿En qué momento dejamos de pedirnos permiso para ser quienes somos? No hablo de la infancia, cuando el mundo parecía un espacio ilimitado y cada idea era posible sin filtros, sin juicios, sin cálculos mentales. Hablo de ese punto invisible, casi imperceptible, en el que empezamos a pedir disculpas por soñar, a justificar nuestros talentos, a ocultar lo que sentimos y a pedirle autorización al mundo para vivir nuestra vida. He acompañado líderes, empresarios, padres, madres, estudiantes y soñadores durante más de tres décadas, y en todos existe la misma herida silenciosa: el miedo a concederse permiso para evolucionar.

Desde que inicié mi camino en 1988, y luego al fundar Todo En Uno.Net en 1995, comprendí que el mayor proyecto que alguien puede liderar no es una empresa ni un software, es su propia conciencia. La verdadera transformación no ocurre en un plan estratégico, ni en una hoja de Excel, ni en un tablero Kanban. Ocurre cuando un ser humano se enfrenta consigo mismo, se mira sin filtros, sin etiquetas, sin el peso heredado de la historia familiar, cultural o social, y decide, por fin, concederse nuevos permisos.

La palabra permiso tiene una energía poderosa. Es una llave. Una autorización interna. Cuando alguien me dice que no puede cambiar porque ya tiene cierta edad, porque su familia no lo entendería, porque la sociedad es dura, lo que en realidad escucho es: no me he dado permiso todavía. Y ese permiso no viene de un ministerio, de un gerente, de una pareja o de un gurú espiritual. Viene del alma. De ese lugar profundo que la psicología llama inconsciente, que la espiritualidad llama esencia, y que la ciencia empieza a entender desde la neuroplasticidad.

He visto personas renacer cuando se permiten descansar sin culpa. En una cultura que glorifica el cansancio, el insomnio y la autoexplotación, darse permiso para detenerse es un acto revolucionario. Recuerdo un empresario de Medellín que trabajaba 18 horas al día, convencido de que ese sacrificio era amor por su familia. Cuando su cuerpo colapsó, comprendió que también necesitaba permiso para cuidarse. Hoy su empresa funciona mejor, no porque él trabaje más, sino porque él vive mejor.

Otro permiso imprescindible es el de equivocarse. Nos educaron para temer al error, para ocultarlo, para castigarlo. Pero desde la ingeniería, desde la tecnología, desde la inteligencia artificial misma, el error es la base del aprendizaje. Un algoritmo no se ajusta sin fallar millones de veces. El ser humano tampoco. Negarnos el permiso de fallar es negarnos el permiso de aprender. Y sin aprendizaje no hay evolución, sin evolución no hay vida.

También está el permiso de decir no. Cuántas veces en la vida profesional aceptamos proyectos, socios, compromisos, clientes e incluso relaciones por miedo a perder una oportunidad, cuando en el fondo sabíamos que no resonaba con nuestra esencia. El “no” es un acto de coherencia, no de egoísmo. Es un acto de respeto. Y cuando alguien aprende a decir no desde la calma, abre automáticamente espacio para un sí más auténtico.

En mi camino espiritual, alimentado por lecturas, experiencias, caídas, retiros, conversaciones profundas y conexión con Dios desde una visión amplia e incluyente, entendí otro permiso clave: permitirse sentir. Hay hombres que nunca lloran, mujeres que nunca expresan su rabia, líderes que nunca muestran su vulnerabilidad. Pero lo no sentido se estanca, lo no expresado se convierte en enfermedad, y lo no sanado se hereda. Darse permiso para sentir, sin máscaras, sin juicios, es un acto de valentía superior a cualquier logro empresarial.

Mi Camino de Vida 3 en numerología me enseñó algo poderoso: vine a comunicar, a crear, a expresar, a jugar con la vida desde la creatividad. Pero durante muchos años reprimí ese don por enfocarme solo en el deber, en el resultado, en la estrategia. Cuando me permití escribir, cantar, soñar despierto y expresar lo que pensaba sin temor, mi mente se liberó, mis proyectos mejoraron y mis relaciones se hicieron más profundas. Darse permiso para ser uno mismo no es una pérdida de tiempo. Es una inversión sagrada.

También existe el permiso de brillar. A muchos les enseñaron que destacarse es peligroso, que sobresalir genera envidia, que el éxito incomoda. Pero la luz no se hizo para esconderse. Un líder que no se permite brillar difícilmente iluminará el camino de su equipo. Cuando una persona se da permiso para mostrar su grandeza con humildad, inspira a otros a hacer lo mismo. Y eso cambia generaciones.

Y por último, quizá el permiso más importante: el de perdonarse. He acompañado personas que no pueden avanzar porque siguen atadas a una versión pasada de sí mismas. Siguen castigándose por decisiones que tomaron desde la ignorancia, el miedo o el dolor. Pero nadie evoluciona si no se perdona. El perdón no es justificar. Es entender que hicimos lo mejor que pudimos con la conciencia que teníamos en ese momento. Y hoy, con una conciencia mayor, merecemos una nueva oportunidad.

Estos permisos no aparecen en ninguna ley, ni en ningún reglamento, ni en ningún manual de empresa. Aparecen en el silencio, en la introspección, en una crisis, en una oración, en una conversación profunda o en una madrugada de insomnio acompañada por la verdad. Y cuando llegan, lo transforman todo: la manera de amar, de trabajar, de liderar, de educar, de emprender.

En mis blogs de reflexión y crecimiento personal he hablado del alma, del tiempo, del amor, del liderazgo consciente, de la espiritualidad sin etiquetas, porque sé que el mundo no necesita más información, sino más humanidad. Y si este contenido conecta contigo, puedes encontrar más reflexiones afines en espacios como
y
donde comparto pensamientos que integran mente, espíritu y acción.

Hoy quiero dejarte una idea sencilla pero poderosa: revisa qué permiso no te has dado todavía. Escríbelo. Léelo en voz alta. Obsérvalo sin miedo. Allí está tu próxima evolución. Allí está tu salto. Allí está tu versión más verdadera esperando ser reconocida.

Porque la vida no siempre te pide que luches más. A veces solo te pide que, por fin, te des permiso de vivir.

Cierre inspirador y llamado a la acción

Si sientes que este mensaje llegó en el momento justo, no lo ignores. Compártelo con alguien que necesite recordar que todavía puede comenzar de nuevo. Y si deseas una conversación profunda para alinear tu vida, tu empresa o tu propósito, puedes agendar aquí una charla directa conmigo:

Agendamiento:                     AQUÍ

Facebook:                              Julio Cesar Moreno D

Twitter:                                 Julio Cesar Moreno Duque

Linkedin:                               (28) JULIO CESAR MORENO DUQUE | LinkedIn

Youtube:                               JULIO CESAR MORENO DUQUE - YouTube

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:          Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram:   Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram:            Unete a nuestro Grupo

Blogs:   BIENVENIDO A MI BLOG (juliocmd.blogspot.com)

AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confias. (amigodeesegransersupremo.blogspot.com)

MENSAJES SABATINOS (escritossabatinos.blogspot.com)

 

Agenda una sesión virtual de 1 hora, donde podrás hablar libremente, encontrar claridad y recibir guía basada en experiencia y espiritualidad.

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp o Telegram”.

Hoy no te pido que cambies todo. Solo que te concedas un permiso… y empieces por ahí.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente