El problema de las súper-metas: cuando el ideal se vuelve cárcel

 


Hay una línea muy delgada —casi invisible— entre aspirar a lo mejor y exigirnos lo imposible.
En nombre del alto desempeño, de la excelencia, de la superación, hemos glorificado las “súper-metas”: esos objetivos casi épicos, heroicos, inalcanzables… y, muchas veces, destructivos.

He visto cómo emprendedores, líderes, parejas, estudiantes y equipos se rompen intentando alcanzar lo que supuestamente les daría valor. Y lo más peligroso de estas metas no es que sean grandes. Es que muchas veces no son nuestras.


¿De dónde vienen las súper-metas?

Las súper-metas nacen del ego, del miedo a no ser suficiente, de modelos sociales que nos venden el éxito como una cima donde no hay descanso.
Nos enseñaron que “si lo puedes soñar, lo puedes lograr”. Pero no nos enseñaron a soñar desde el ser, sino desde la carencia.

Entonces empezamos a correr hacia cifras, estándares, cuerpos, facturaciones, cargos, visibilidades... sin preguntarnos:

  • ¿Esto es lo que de verdad quiero?

  • ¿Este camino honra mi ritmo, mi salud, mis vínculos?

  • ¿A quién estoy tratando de demostrarle algo?


Cuando el ideal se vuelve prisión

Una súper-meta, por definición, no se alcanza fácilmente. Pero hay algo peor:
cuando se convierte en la única forma válida de sentirnos valiosos.

He acompañado a empresarios que no celebran sus logros porque “aún falta mucho”.
He visto madres agobiadas por ser “perfectas”.
He trabajado con jóvenes que sienten que su vida no vale si no crean una startup multimillonaria antes de los 30.

El problema no es aspirar. El problema es olvidarse del camino por idolatrar la meta.


Ejemplo real: el precio de perseguir “la mejor versión de ti mismo”

Un directivo que asesoré hace unos años tenía todo: estabilidad, reconocimiento, ingresos. Pero vivía en insatisfacción crónica.
Cada logro era reemplazado por una nueva exigencia: más inglés, más cursos, más liderazgo, más todo.

Hasta que su cuerpo le habló con un ataque de ansiedad.
Y ahí entendió que la frase “sigue mejorando siempre” puede ser tan destructiva como cualquier adicción.

Porque incluso el desarrollo personal puede volverse una trampa si no está conectado con la autoaceptación.


¿Cómo reconocer si estás atrapado en una súper-meta?

Hazte estas preguntas:

  • ¿Tu motivación nace del deseo o del miedo?

  • ¿Puedes celebrar lo que haces hoy, aunque no hayas llegado a la meta?

  • ¿Tu cuerpo y tus relaciones están en paz con tu ritmo de vida?

  • ¿Tu valor se siente igual aunque no cumplas el objetivo?

Si respondes con angustia, tal vez es hora de bajarle volumen al ideal y subirle al presente.


Reaprender a poner metas con alma

En mi camino como ingeniero, empresario, psicólogo y ser humano, he aprendido que no toda meta grande es valiosa.
Lo valioso es que sea auténtica, sostenible y con sentido.

Así que te propongo esto:

  • Reemplaza el “tengo que lograrlo” por “quiero vivirlo”.

  • Cambia “debo llegar allá” por “elijo caminar aquí”.

  • Y sobre todo: permítete descansar sin sentirte culpable.


“Por siglos creímos que el milagro de pensar, crear y decidir era únicamente humano...”

(Fragmento del pensamiento de Julio César Moreno Duque)


🌱 Reflexión final: No todo lo que brilla te hace libre

Las súper-metas pueden darte dirección, pero también pueden convertirse en cadenas doradas.
El éxito verdadero no está en alcanzar lo inalcanzable, sino en construir sentido mientras avanzas.

No hay que dejar de soñar.
Pero hay que aprender a soñar desde el amor propio, no desde la carencia.

Y a veces, el mayor acto de coraje no es conquistar el mundo, sino quedarte contigo mismo cuando el mundo te exige correr.


📣 ¿Quieres avanzar en tu liderazgo, tu negocio o tu vida?

Estoy aquí para escucharte, acompañarte y caminar contigo:

Comparte este contenido con quien esté corriendo tanto que haya olvidado por qué comenzó.
Porque el verdadero legado no se impone: se siembra.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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