Las actitudes tóxicas suelen ser los motivos por los que sufrimos en nuestras relaciones. Evitar recibirlas es muy importante, pero también debemos revisarnos a nosotros mismos para saber si tenemos este tipo de actitudes
Para construir una relación amorosa satisfactoria, sus miembros deberían gozar de una autoestima reforzada. Dar comienzo a una historia cuando no se pasa por un buen momento te puede llevar a elegir a la persona inadecuada, algo que a la larga será un foco de malestar y te restará tiempo que podrías dedicarte a ti misma y a otros vínculos más gratificantes.
Aparte de mimar el amor propio para establecer una relación saludable, hay que ser consciente de que la pareja requiere atenciones, como por ejemplo, una comunicación de calidad en el día a día. Comportarse de forma inadecuada puede causar mucho dolor a ambas partes e ir menoscabando la relación hasta destruirla.
Tal como explica la psicóloga Silvia Congost en su libro Personas Tóxicas, es necesario tomar medidas extremas cuando identificamos que alguno de nuestros vínculos es tóxico, ya que en caso contrario, acabaremos pagando "precios cada vez más elevados". Pero, ¿qué sucede si estas actitudes son cosa nuestra? Lo primero, es identificarlas, algo con lo que la terapia psicológica puede ayudarnos.
11 actitudes tóxicas que debes evitar en tus relaciones
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Confundir la sinceridad con confianza
Es una fórmula típica la que dice que “la confianza da asco”, pero ilustra bien el comportamiento que adquieren algunas personas que a veces tenemos en nuestro entorno más cercano.
Un mal día y un comentario fuera de lugar podemos tenerlo todos, el problema es cuando los despropósitos se suman día sí, día no, y dañamos los sentimientos de las personas que más queremos. Por mucha confianza que establezca una pareja, hay que cuidar el lenguaje y cultivar la empatía y nunca confundir la sinceridad con el sincericidio.
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Carecer de iniciativa
Cuando solo uno de los dos se esfuerza por organizar planes, tiene detalles con el otro y es más afectuoso, la dinámica de la relación puede volverse muy malsana, ya que la sensación es que no existe una implicación equilibrada de ambas partes.
Toma la iniciativa, haz propuestas que os complazcan a los dos y sé realista: un vínculo amoroso no solo se sostiene a largo plazo solo porque haya amor, sino por todo lo que se comparte, se disfruta y se comunica.
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No comunicarte
Las discusiones pueden aparecer y la solución no pasa por dar la razón a la pareja o echar mano de evasivas. Más vale enfrentarse a una discusión larga, civilizada y en la que puedas exponer todo lo que sientes, que ir guardándote para ti el malestar hasta que, con el paso del tiempo, hagas una montaña de todo ello. Lo mejor es que practiques la comunicación asertiva, en vez de la comunicación pasivo agresiva o agresiva directamente.
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Criticar a tu pareja
Ya te avanzamos que las críticas a los demás son dañinas para la autoestima, pero además, cuando juzgas a tu pareja porque algo te ha molestado debes hacerlo con delicadeza y nunca subrayando sus defectos.
¿O es que acaso tú no tienes ninguno? Intenta, en lugar de usar un tono despectivo, hacerle ver aquello que podría mejorar. Y recuerda que no puedes crear una persona a tu medida.
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Buscar la realización en el otro
Si te sentías incompleta y falta de autoestima antes de tener pareja, olvídate de que alguien llegue y te salve de tu alto grado de insatisfacción. No cargues sobre el otro esa losa porque no puedes responsabilizar a nadie de tu felicidad.
Las relaciones influyen en nuestro bienestar, pero en nuestras manos está el cuidar de una misma y también de los vínculos que construimos. Para cuidar la autoestima cuando llegamos a niveles que ya no podemos sostener, lo mejor es acudir a un psicólogo que nos acompañe en el proceso.
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Dejarse llevar por los celos
En la época en la que han eclosionado redes sociales como Tinder, WhatsApp o Instagram aún resulta más complejo para las personas celosas no dejarse llevar por la desconfianza.
Sin embargo, si eres una de estas personas, deberías intentar detectar cuándo se trata de un sentimiento infundado o bien cuándo es algo con cierta consistencia. En la mayoría de casos, los celos tienen su origen en la inseguridad, por lo que hay que reconocerlos y abordarlos para evitar así que desgasten la relación.
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Tener demasiadas expectativas
Pasada la fase de enamoramiento en la que se idealiza al otro, vendrán otras etapas que pueden no tener la emoción –e incluso adrenalina– de los inicios, pero que si sabemos llevar serán igualmente beneficiosas.
Rebaja las expectativas sobre las relaciones, ya que como en la vida, tendrán momentos buenísimos, otros más neutros y quizás algunos malos. Y recuerda que el amor romántico que ves en las películas, no existe.
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No poner límites
Sobre la base de la confianza, habla con tu pareja acerca de qué tipo de relación queréis establecer. Si tú no sabes tolerar, por ejemplo, que algún día quede con exparejas que son amigas, lo mejor es que se lo digas cuanto antes para resolver la situación entre los dos y ver si hay posibilidad de llegar a un acuerdo que os satisfaga.
La solución no está en evitar que lo haga, sino en que, por ejemplo, te avise cuando vaya a hacerlo o, después, te explique con detalle qué planes han hecho para generarte confianza.
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No tener vida más allá de la pareja
Hay personas que cuando tienen pareja desaparecen del mapa y descuidan la relación con sus amistades, olvidan sus intereses y… Esta actitud es sinónimo de una alta necesidad de apego en la que las inquietudes personales se dejan de lado.
Deshazte de este tipo de comportamiento, porque sin duda perjudicará tanto a tu relación de pareja como a ti misma. Seguramente, un especialista pueda ayudarte a detectar qué tipo de apego tienes y cómo moldearlo si este resulta perjudicial.
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Dejar de lado el sexo
Puede ser un bache en el camino a atravesar en las relaciones largas: la pasión va de capa caída y hay que poner cada uno de su parte para reactivarla si es que se pierde. Y es que el erotismo y la sexualidad no solo son uno de los pilares de las parejas duraderas y felices, sino que además influyen sobremanera en la autoestima y la aceptación del propio cuerpo.
Eso sí, si la falta de sexo se debe a algún problema psicológico o físico, recuerda que no es fundamental y que no pasa nada por dejarlo aparcado un tiempo.
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Revisar la intimidad de tu pareja
Los problemas de autoestima muchas veces acaban transformándose en actitudes tóxicas hacia la pareja. Es el caso de aquellas personas que, consecuencia de su gran inseguridad, acaban revisando las redes sociales del otro.
En estos casos, la confianza del otro cae en picado, por lo que es mejor evitarlo y que comuniques tu falta de confianza con la persona. Recuerda que lo más importante de una pareja es la comunicación, siempre asertiva.
Esforzarnos por tener una relación de pareja sana no suele ser fácil, cada miembro de la pareja tiene sus miedos, inseguridades y, puede que también, traumas que afectan a la relación. En muchos casos, es necesario acudir a terapia para intentar forjar una relación más sana con nosotros mismos y, también, con las personas que nos rodean.