La falta de sueño nos hace más egoístas

El sueño está infravalorado socialmente. A nivel mundial un gran número de personas informa que duerme menos de lo suficiente y, de hecho, dormir lo suficiente es desalentado o asociado con la pérdida de tiempo. Sin embargo, las consecuencias de la falta de sueño son importantes: mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, depresión, diabetes, hipertensión y disfunción sexual. Un nuevo estudio encontró que la falta de sueño también afecta las interacciones sociales, lo que hace que las personas estén menos dispuestas a ayudar a los demás (Simon et al., 2022).

Qué metodología usaron

Los investigadores realizaron tres estudios separados que evaluaron el impacto de la pérdida de sueño en la disposición de las personas a ayudar a los demás. En el primer estudio, realizaron una resonancia magnética funcional a 24 voluntarios sanos para escanear sus cerebros después de ocho horas de sueño y después de una noche sin dormir. Descubrieron que las áreas del cerebro que forman la teoría de la red del cerebro, que se activa cuando las personas sienten empatía por los demás o intentan comprender los deseos y necesidades de otras personas, estaban menos activas después de una noche de insomnio.

En un segundo estudio, rastrearon a más de 100 personas en línea durante tres o cuatro noches. Durante este tiempo, los investigadores midieron la calidad de su sueño (cuánto tiempo dormían, cuántas veces se despertaban) y luego evaluaron su deseo de ayudar a los demás con acciones como mantener la puerta del ascensor abierta para otra persona, ofrecerse como voluntario o ayudar a un extraño herido en la calle.

En esta ocasión encontraron que una disminución en la calidad del sueño de una persona de una noche a la siguiente predijo una disminución significativa en el deseo de ayudar a otras personas de un día al siguiente.

La tercera parte del estudio involucró la extracción de una base de datos de 3 millones de donaciones caritativas en los Estados Unidos entre 2001 y 2016. Tras analizar los datos, el equipo encontró una caída del 10% en las donaciones después de la transición al horario de verano y la posible pérdida de una hora de sueño. Esto no se vio en las regiones del país que no cambiaron sus relojes.

Concluyen los autores que incluso una “dosis” modesta de privación del sueño (como es la pérdida de una sola hora de la oportunidad de dormir relacionada con el horario de verano) tiene un impacto muy medible y muy real en la generosidad de las personas y, por lo tanto, en cómo funcionamos como sociedad.

Un estudio anterior realizado por este equipo mostró que la falta de sueño obligaba a las personas a retraerse socialmente y aislarse más socialmente. La falta de sueño también aumentó sus sentimientos de soledad. Peor aún, cuando esas personas privadas de sueño interactuaban con otras personas, contagiaban su soledad a esas otras personas, casi como un virus, sostuvieron los autores.

Comprender que la cantidad y la calidad del sueño afecta a toda una sociedad, provocando un deterioro en el comportamiento prosocial, puede proporcionar información sobre el estado de las cosas en nuestra sociedad en la actualidad, señalaron los investigadores quienes llamaron al sueño “lubricante social”, necesario para favorecer el comportamiento humano prosocial, conectado, empático, amable y generoso.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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