Los avances en calidad y las más de 4.300 metas territoriales y nacionales nos siguen quedando grandes.
No hay un solo país desarrollado que no tenga una educación pública básica y media de alta calidad disponible para toda su población. Puede que existan países desarrollados donde se debata sobre su calidad; sin embargo, los buenos resultados de las pruebas Pisa en Europa Occidental, China o Singapur demuestran lo crítico de poner en la agenda prioritaria la calidad educativa.
Parece con este argumento que la educación se pudiera plantear como algo utilitario económicamente y seguramente lo es. Pero es un tema igualmente ético para una sociedad más libre y justa. John Sudarsky ha dicho por muchos años lo esencial que es que un bachiller tenga unas habilidades básicas: saber leer críticamente y entender ciertos elementos primordiales de matemáticas y ciencia nos permite participar en la vida cultural y económica de la sociedad con mayor intensidad y disfrute.
Pero la disparidad entre los mejores, entre colegios públicos y privados en Colombia es gigantesca: tenemos 9.848.551 estudiantes registrados en educación básica y media, de los cuales el 80 por ciento están en el sector público. Igualmente, en el país hay 19.000 colegios el 51 por ciento privados; pero en los primeros 1.000 ranqueados por el promedio de sus pruebas saber solo aparecen 86 instituciones educativas públicas; de los primeros 10.000 niños con mejores Saber sólo el 5,5 por ciento vienen de instituciones públicas.
Pero no debe haber problemática sin ‘solucionática’: Leonardo Boff, el filósofo y teólogo brasileño ha planteado una idea algo radical de que si se requiriera a los hijos y nietos de los senadores, ministros, alcaldes y altos funcionarios del sector público como del sector privado de estar en colegios públicos para su designación en esos cargos, en media generación tendríamos una educación pública de alta calidad: todos nos dedicaríamos a ello. Alternativamente: que los 2.000 mejores colegios privados reciban gratis 5 por ciento más niños en sus aulas, provenientes de las mejores Saber 9 públicos. O el camino arduo y normal de trabajar con cada rector -son 7.700- con cada maestro -son 306.000-.
Creo sinceramente que si un país, una organización o una persona se enfoca en resolver unos problemas específicos que tiene, lo logra; esto se llama ‘la belleza del foco’. Los avances en educación en Colombia no han sido pocos desde el arranque de una nueva era con Cecilia María Vélez en el Ministerio en el 2002. En la última década se logró que el presupuesto del MEN fuera el mayor del Gobierno, hoy llegando a $47 billones; el cubrimiento llega crecientemente a niveles no alcanzados.
Últimamente, fomentar las prácticas de liderazgo de los rectores ha tomado maravillosa preponderancia y la importancia de 'Computadores para Educar' no se diga. Pero los avances en calidad y las más de 4.300 metas territoriales y nacionales nos siguen quedando grandes. Veremos que traen las campañas presidenciales en específico.