Este es un buen momento para parar, pensar, sentir y aliarnos con nuestro cerebro. Enfócate hacia la libertad emocional, olvídate del victimismo y de los pensamientos tóxicos y apuesta fuerte por tu bienestar.
Intentando buscar el lado positivo, hay que reconocer que esta pandemia nos ha traído un regalo: pararnos, pensarnos, sentirnos y, con un poco de suerte, recordar que la vida son dos días y ya no tenemos ganas de malgastarlos viviendo sin sentido.
No voy a hablarte del sentido de la vida, solo de que, si tienes ganas, creo que es el momento perfecto para ponernos manos a la obra a construir la vida que queremos vivir.
Este es el momento perfecto para ponernos manos a la obra a construir la vida que queremos vivir
Y como esa vida no va a llegar sola, vamos a ver qué podemos hacer desde ya para aliarnos con nuestro cerebro y sentir bienestar (aun en medio de todo lo que está pasando a nuestro alrededor).
Nos duchamos todos los días, cuidamos el cuerpo, nos vestimos con lo que nos apetece (dentro de lo que hay en el armario, claro) ¿Nos limpiamos de emociones destructivas? ¿Cuidamos nuestro sistema emocional? ¿Elegimos cómo queremos sentirnos cada día?
Eso es la libertad emocional, no ser víctima y perpetuador de emociones que nos envenenan sino estar limpios de emociones que nos intoxican y decidir qué emoción sentir que nos ayude a conseguir nuestras metas.
Es verdad que a veces ambas cosas parecen incompatibles, pero no lo son, yo puedo elegir sentir una pena, por ejemplo, para transformarla. No siempre nos vestimos con nuestras mejores galas ¿verdad? Nos ponemos la ropa adecuada a cada circunstancia.
Todos queremos tener libertad emocional pero luego en el día a día, nos cuesta encontrar momentos para desarrollarla. Invertimos esfuerzo en trabajo, familia, casa, pero no en nosotros. Invertimos dinero y energía en tener tal coche, tal teléfono, o tal ropa, pero no en nuestro bienestar.
¿Y qué pasa cuando no hacemos un buen mantenimiento mental y emocional? Que tenemos poca resiliencia, poca capacidad para sostener los golpes de la vida sin rompernos. Así que la propuesta para este nuevo año es conocer e implementar algunas claves que nos ayuden a tener más bienestar y a estar más preparados para los desafíos del 2022.
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Mantén hábitos saludables
Lo primero, que seguro que ya te imaginas, es incorporar o mantener buenos hábitos de cuidado del cuerpo, por salud y porque el cerebro es un órgano del cuerpo que necesita estar bien nutrido, oxigenado y libre de toxinas.
Ya sabes: tener una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico, respirar profundamente (a ser posible aire sano) y favorecer un buen descanso al dormir.
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Cuida tus relaciones
Lo segundo es cuidar nuestras relaciones. Sobre todo, las que más nos importan. Dedicar tiempo de calidad a las personas que más queremos y no dejar que nos coma el día a día. Compartir, sentirnos conectados, abrazar y besar (a quien podamos). Disfrutarles.
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Aléjate del estrés
Lo tercero es darnos lo que necesitamos. Estamos diseñados para vivir en entornos naturales (y en movimiento). Busquemos la calma, la naturaleza, ratos de descanso, actividades contemplativas. También el disfrute, los desafíos que ponen en juego nuestras habilidades y que disfrutamos.
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Márcate propósitos realizables
Lo cuarto es tener propósitos que se traduzcan en objetivos realizables. Donde siempre tengamos oportunidad de éxito, que sean realistas, que nos motiven. No sirve de nada una larga lista de propósitos de año nuevo que nunca cumplimos y nos hace acumular frustraciones hasta el agotamiento y perjudicar nuestro autoconcepto.
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Mejora tu eficacia mental
Y, por último, mejorar nuestra eficacia mental. Cuidando nuestro cerebro y el uso que hacemos de él.
Con todo lo anterior tenemos un cerebro preparado para nuestro bienestar, pero tenemos que entrenarlo para que sea nuestro mejor aliado.
Vigilar y reducir los hábitos mentales destructivos: la autoexigencia y la autocrítica excesivas, la comparación, la culpa, la vergüenza, la postergación, el victimismo…
Y entrenar la atención para estar en el momento presente, ver las cosas buenas de la vida, desarrollar la compasión por nosotros y por los demás, aceptar que la vida es lo que es, aceptar que tenemos luces y sombras.
¿Y esto es todo? Sí, esto es todo.
No es muy fácil y no se consigue en un día, es labor para toda la vida. Lo importante es encaminarse en esa dirección, e ir avanzando poco a poco, paso a paso, con decisión y amabilidad hacia nosotros. Cada uno a su ritmo, pero todos haciendo que cada día cuente.