Riesgos al emprender: 4 trampas y sus antídotos

Los profesionales independientes, como todos los emprendedores, enfrentamos múltiples riesgos en el desarrollo de nuestro negocio, así como en el direccionamiento estratégico de nuestra carrera profesional para hacerla compatible con nuestra vida de manera integral. Algunos de estos riesgos son comunes a los empresarios en general, y surgen en buena medida de nuestra naturaleza humana y de nuestro temperamento individual.

En un interesante podcast que escuché recientemente sobre este tema, la invitada mencionó cuatro expresiones que recogen parte de esas amenazas más comunes que pueden asaltarnos como emprendedores. Se las comparto para su reflexión.

Las expresiones son originalmente en Inglés, así que al lado de cada una anoto una traducción y algunos comentarios desde mi propia reflexión para enriquecer su ejercicio, en particular la trampa que considero cada una encarna para un emprendedor y el antídoto que sugiero para gestionar tal riesgo en la práctica:

1- Knowledge curse: la maldición del conocimiento. Los profesionales independientes, como otros emprendedores, corremos el riesgo de apalancar en exceso nuestro negocio confiando en nuestra propia experiencia y conocimientos técnicos o científicos, y podemos caer en la trampa de no buscar apoyo tanto en temas empresariales y estratégicos, como en asuntos relacionados con nuestra especialidad profesional. Siempre hay personas que pueden enriquecer nuestras ideas, darnos perspectivas más amplias, e incluso evitar a tiempo que cometamos errores como consecuencia de los puntos ciegos que todos tenemos.

Trampa por prevenir: exceso de confianza o síndrome del “sabelotodo”.

Antídoto sugerido: retar nuestras ideas y modelos de negocio en conversaciones honestas con personas más expertas que nosotros.

2- FOMO – Fear of missing out: miedo a perderse de algo. Ser profesional independiente no significa emprender en solitario. Necesitamos apoyo, delegar algunas actividades, y hacer el mejor uso posible de nuestro tiempo limitado. Corremos el riesgo de querer hacerlo todo, de controlar y revisar cada cosa, y de valorar poco nuestro tiempo en forma incoherente al utilizarlo en actividades que podemos contratar para, literalmente, comprar nuestro propio tiempo de vuelta y destinarlo a tareas más valiosas que solo nosotros podemos hacer.

Trampa por prevenir: exceso de control o síndrome del “omnipresente”.

Antídoto sugerido: establecer un círculo de talento competente para delegar con confianza.

3- Imposter Syndrome: síndrome del impostor. Al querer lanzarnos a la independencia luego de haber vivido en el mundo corporativo, o al querer poner al servicio de otros nuestros conocimientos y experiencia en escenarios que no nos han sido habituales, entre otros tantos casos, corremos el riesgo de experimentar tal síndrome, el cual se refiere a la sensación de incompetencia para asumir un reto que ya tenemos al frente. Así entonces, nos vemos a nosotros mismos como la persona menos indicada para hacernos cargo de una responsabilidad que nos ha sido otorgada, y evaluamos nuestro éxito profesional pasado, así como el reconocimiento derivado de aquel, como un accidente, algo fortuito y ficticio que tarde o temprano será descubierto por los demás. Al momento de padecerlo, sentimos que estamos engañando a otros porque somos insuficientes y no merecemos la confianza que han depositado en nosotros, es decir, estamos al borde de cometer un fraude.

Trampa por prevenir: interpretación errada del miedo o síndrome del “insuficiente”.

Antídoto sugerido: fortalecer a diario la consciencia plena de nosotros mismos para asumir responsabilidades que estamos en capacidad de gestionar con éxito.

4- Inner voice: nuestra voz interna. Permanentemente activa y acompañándonos, con buenas intenciones, pero no siempre acertada u oportuna en sus consideraciones y consejos. Esa voz interna está diseñada para cuidarnos, sin embargo, corremos el riesgo de prestarle demasiada atención cuando las conversaciones más profundas, más extensas, y más frecuentes, son con nosotros mismos, es decir, con ella. No se trata de ignorarla, ya que es una fuente de información muy valiosa sobre nuestras emociones y valores más arraigados. Se trata de enriquecer esa mirada interna, instintiva e intuitiva, con otras voces que nos inspiren confianza y respeto.

Trampa por prevenir: la soledad del profesional independiente (y del emprendedor).

Antídoto sugerido: socializar nuestros proyectos profesionales con nuestros seres queridos, que nos hablan con las mejores intenciones y ponen a nuestro servicio su sentido común, y con personas en nuestra misma situación, quienes nos sirven para abstraernos de nosotros mismos y observarnos así desde la experiencia e historia de otro.

Son muchos más los riesgos y retos de los emprendedores en general, así como de los empresarios, que son pertinentes para los profesionales independientes. Por lo pronto, esta muestra para su reflexión, su gestión y, muy especialmente, su tranquilidad. Si repasan estos cuatro, todos nos llevan a valorar la importancia de conocernos a nosotros mismos, de controlar nuestro ego, de cultivar relaciones con otros y de mantener nuestra curiosidad viva.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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