Personas que se camuflan en la sociedad pero solo buscan su beneficio. ¿Cómo detectarlos?
Son difíciles de reconocer, pueden ocupar cargos de poder y hacer mucho daño, porque se muestran encantadores, pero cosifican a los demás y carecen totalmente de empatía y de sentimientos de culpa.
No todos los psicópatas son asesinos, también existen los psicópatas integrados, aquellos que aparentemente se comportan como cualquier persona, pero que en el fondo carecen totalmente de empatía y solo usan a los demás para lograr sus propósitos.
Estos psicópatas pueden ocupar cargos como gobernantes, líderes de empresas o cualquier otros, no son fáciles de reconocer y las relaciones personales y laborales con ellos son muy destructivas. El psiquiatra José Posada explica que por sus rasgos de personalidad “estas personas actúan como depredadores y buscan escenarios en los que puedan darse gusto con toda la comodidad y lograr todos sus objetivos de una forma fría, racional, sin culpa, sin remordimiento y eso hace que busquen escenarios de los negocios o de la política, de las iglesias, donde puedan de manera más fácil y productiva lograr sus objetivos que son para su propio bien”.
Ser psicópata integrado no es una enfermedad, es una manera de ser que no se puede cambiar y que, por lo tanto, quien se tope con uno de ellos en una relación emocional o laboral no tiene otra opción que alejarse de esta persona para siempre. Como explica Posada, no existe tratamiento para ello. Por eso, la solución para salir de una relación con este tipo de personas siempre es contacto cero.
La psiquiatra Ana Millán explica que los afectos emocionales de estos psicópatas integrados en los demás dependen del grado de cercanía, pero “en la pareja las consecuencias pueden ser desastrosas, desde baja autoestima y depresiones hasta intentos de suicidio”.
En el fondo tienen un gran vacío afectivo que buscan llenar con el reconocimiento y admiración de los demás, pero lo pueden conseguir a costa del daño emocional a las personas más cercanas
Una relación de una mujer con un esposo psicópata, por ejemplo, puede estallar cuando ella descubre que su esposo le es infiel, como le sucedió a Julia*. Aunque durante mucho tiempo había sospechado que él andaba con otras mujeres, nunca lo había confirmado.
Ella pidió ayuda profesional para superar la infidelidad, porque se sintió totalmente destruida y en la terapia entendió con qué tipo de persona estaba casada. Le minaba la autoestima diciéndole que no era capaz de llevar su vida sola y que necesitaba de él para poder salir adelante y que ella era la causante de los problemas en la relación. La criticaba constantemente, no mostraba ninguna consideración por las opiniones o sentimientos de ella. Podía ser un hombre violento verbalmente en un momento con insultos y críticas y al rato mostrarse afectuoso, como si no hubiera sucedido nada malo antes. Cuando él conocía a nuevas personas se mostraba encantador con ellas, como lo había sido con ella al principio, como si estuviera en una continua seducción con los desconocidos.
A veces él la ilusionaba con sueños sobre un futuro mejor como ir de viaje juntos o comprar una nueva casa, pero nunca hacía nada para concretar estos planes y solía hablar de ellos después en conversaciones en las que le había dicho que ella no era capaz. Era como si él tuviera dos caras, dice ella.
Julia comenzó a dudar cada vez mas de sí misma, de sus capacidades, de su independencia y de su posibilidad de vivir sin él. Más que amor lo que sentía era una dependencia emocional y aunque en el fondo sabía que su relación no era buena, no tenía el valor para terminarla. Después de un año de terapia, logró separarse y recuperar su amor propio, pero el proceso fue muy doloroso, porque necesitó primero aceptar que su esposo era un psicópata integrado y eso fue muy difícil para ella, pensar que nunca le habían importado los sentimientos de ella o de sus hijos, que era un hombre que no sentía remordimientos por lo que le decía a ella, que era alguien a quien ella podía definir como un mal ser humano. Los expertos sostienen que esto es lo más difícil en la terapia para las víctimas en el caso de las relaciones de pareja: aceptar la verdad sobre la persona con quien han mantenido una relación cercana.
El esposo de Julia tiene varias de las principales características de los psicópatas integrados y dos de las principales son carecer totalmente de empatía y de sentimiento de culpa. Millán explica que sus actitudes y acciones están ligadas al placer, a darse gusto sin tener en cuenta los sentimientos de los demás. En el fondo tienen un gran vacío afectivo que buscan llenar con el reconocimiento y admiración de los demás, pero lo pueden conseguir a costa del daño emocional a las personas más cercanas.
Los psicópatas integrados pueden parecer muy agradables al conocerlos, pues suelen ser inteligentes, muy locuaces y grandes aduladores, consiguen lo que quieren a punta de la palabra. Por eso, pueden ser arrolladores y van como una aplanadora consiguiendo lo que les gusta. Su arma secreta es la manipulación dentro y fuera del hogar, y los códigos morales que maneja la sociedad no existen para el psicópata integrado.
María Elena López, psicóloga de familia y directora de Inteligencia Familiar, explica que muchos psicópatas integrados muestran una fachada externa muy agradable. “Por esta razón, vemos que existen grandes discrepancias entre el comportamiento que muestran en público y el que mantienen en la vida privada. Su locuacidad, su gran encanto superficial, así como una alta autoestima, pero que en realidad es una tendencia a la grandiosidad y un exagerado sentido de su propia valía, hace que las personas distintas a él tengan conceptos errados de sus dificultades. Incluso, muchas veces asumen que son ellas quienes están equivocadas o están actuando injustamente”.¿Qué hacer?
Cuando las personas se encuentran con su psicópata integrado en una relación emocional o laboral, la única solución que tienen para eliminar los daños emocionales o ser víctima de él es alejarse por completo y, muchas veces, después de alejarse, las víctimas necesitan terapia y apoyo emocional para entender qué les ha pasado y poderlo superar, como le sucedió a Julia.
De acuerdo con Posada, una de cada cien personas es psicópata integrado en el mundo y como no son fáciles de reconocer, el psiquiatra sugiere que muchas veces, cuando se está en una relación con alguien que a veces la sociedad llama coloquialmente como una persona ‘tóxica’, “vale la pena preguntarse si de pronto esa persona tiene esos rasgos típicos de un psicópata, como estar siempre buscando poder, prestigio, riqueza, actividad sexual, manipulando sin importarle las consecuencias, si no siente remordimiento ni pide perdón y es insensible al dolor de las personas cercanas”.
López explica que los psicópatas integrados cosifican a los demás y esto puede generar heridas emocionales que afectan la autoestima y el funcionamiento de las personas con las que interactúa. Además, pueden decir mentiras por el puro placer de hacerlo sin que haya nada obvio que ganar y esto genera en las otras personas desconfianza, desconcierto e inseguridad.
Por todo esto, los expertos recomiendan que si una persona descubre que posiblemente se encuentra en una relación emocional o laboral con una persona con estas características, lo mejor que puede hacer es buscar ayuda con un psicólogo o psiquiatra que le ayude a analizar la relación y a tomar distancia en caso de ser necesario.
Adriana*, por ejemplo, tuvo un novio con quien alcanzó a hablar de matrimonio hasta que descubrió que tenía dos relaciones más. Engañaba a tres mujeres al mismo tiempo y cada una la usaba para algo diferente: una, para el sexo; otra para tener contactos con gente que le servía para su trabajo, y la tercera, para usar su dinero.
"En el mundo, una de cada cien personas son psicópatas integrados y existen tanto hombres como mujeres con este tipo de psicopatía"
Adriana fue quien lo desenmascaró, buscó a las otras dos mujeres y después de conversar con ellas, quedó muy impactada con la forma como planeaba todo, como tenía comportamientos iguales con todas en los que no le importaban los sentimientos de ellas. También descubrieron que era realmente hábil para mentir, para engañar, para manipular. Coincidieron en que era un hombre muy inteligente.
Adriana no sabe qué pasó con las otras dos mujeres, pero ella sí comenzó a estudiar más la personalidad de este hombre y descubrió que era el típico psicópata integrado. Han pasado diez años desde entonces y solo hace dos siente que ha recuperado su vida. Después de este noviazgo perdió toda la seguridad en sí misma y se llenó de miedo, no quiso volver a tener una relación en unos siete años.
Como ella dice, se aisló del mundo e infortunadamente cayó en una secta donde ella creía que estaba a salvo. Después encontró un camino espiritual que la ayudó a salir adelante. Cree que lo más importante para ella fue entender qué es un psicópata integrado, aceptar que están en cualquier lugar en el mundo, perdonarse a ella misma por haber caído en esta relación y entender que él es un hombre sin empatía y que de alguna manera disfruta al hacer daño. Eso la ayudó a dejar de sentirse culpable, un sentimiento muy frecuente en las víctimas, pues el psicópata integrado suele hacerles creer que ellas son las responsables de todos los problemas.
Las estrategias
Cecilia Alvites es una psicoterapeuta biográfica de orientación antroposófica que se ha dedicado a investigar el tema de los psicópatas integrados y ha encontrado que ellos utilizan una serie de estrategias para hacer que sus víctimas caigan en sus redes.
Dos de las más importantes son que estos psicópatas, sean hombres o mujeres, van cocinando poco a poco a la víctima, como se hace con los sapos que no se lanzan a la olla con el agua ya hervida porque saltan, sino que se ponen en agua fría y luego sí comienza a subirle poco a poco la temperatura, de tal manera que la persona va entrando lentamente en esta relación hasta cuando está totalmente inmersa y no es capaz de salir de esta.
La segunda es que explotan los rasgos empáticos de la víctima como ser honestas, decentes, leales, fieles, inocentes, buenas o que buscan el altruismo, y parte de la terapia para salir adelante es entender que ellas tienen todas estas cosas buenas y que se las han entregado a la persona equivocada.