El manejo de emociones promueve la capacidad de reconocer los sentimientos y pensamientos propios, teniendo la empatía para identificar los ajenos y de esa manera dirigirlos y expresarlos sanamente. Reprimir emociones como la ira, el miedo, el dolor o el placer, es común en una sociedad en donde estamos acostumbrados a ocultar y manipular estos sentimientos, para evitar el sufrimiento y los conflictos interpersonales. Esta manipulación puede ser contraproducente a futuro, debido a que puede desencadenar problemas de salud o enfermedades emocionales.
La ira, es una descarga intensa de energía asociada con la frustración, la impotencia y la no aceptación de las cosas tal y como suceden; el miedo, es una sensación desagradable ante la percepción de daño o peligro. Se relaciona con la ansiedad y la inhibición; el dolor, es una emoción que es reprimida por la mayoría de personas, debido a que es considerada como peligrosa e indeseable. Pero, el evitarla puede generar divisiones internas y debilidad; y finalmente, el placer, es una sensación positiva que fluye de manera agradable o eufórica cuando se satisface plenamente alguna necesidad del organismo humano, pero cuando se busca de manera obsesiva, por lo general, produce malestar, agresividad y frustración.
Las emociones son de gran importancia debido a que nos permiten comunicarnos y expresar nuestros sentimientos a los demás, dirigen nuestra conducta, influyen en nuestras actitudes y nos ayudan a tomar decisiones. Asimismo, nos conducen a enfrentar y asumir las experiencias vitales y los desafíos; sin embargo, en ocasiones dichas emociones bien sean positivas o negativas son ignoradas y en otros casos nos dejamos dominar por estas, reaccionando a situaciones que nos acontecen y tomando decisiones relevantes de manera equivocada, lo cual afecta nuestra calidad de vida.
Es necesario dejar fluir naturalmente estos sentimientos en lugar de reprimirlos; para esto se requiere el uso apropiado de nuestras emociones, es decir, aprender a educarnos emocionalmente. La ausencia de dicha educación emocional, impide el desarrollo de nuestras capacidades y afecta nuestra salud. Expresar, manejar y controlar inteligentemente nuestras emociones a nuestro favor, nos hará individuos inteligentes emocionalmente, fortalece nuestra personalidad y desarrolla el equilibrio emocional, nos permite adaptarnos a las nuevas circunstancias y a establecer relaciones armoniosas, a continuar un proceso normal de vida y a desarrollar adecuadamente nuestras habilidades y competencias.