De una u otra manera todos nos hemos acercado al mundo de la infidelidad. Ya sea desde la posición de traidores de un matrimonio perfecto, amantes de una persona casada, secuaces de un amigo o el infortunado traicionado.
Siempre hemos visto el engaño como una historia que se divide entre buenos y malos, donde la única solución es la separación de las partes afectadas. Sin embargo, este es mucho más complicado y genera dilemas morales y sociales que van más allá de un “hasta aquí llegamos”.
De hecho, el panorama se hace más oscuro cuando se tratan de aclarar las razones de la infidelidad. Para Tere Díaz, psicoterapeuta y especialista en desarrollo personal, “no todos los infieles son malas personas, o están enfermos o errados o son unos inmorales. Aún más, no todas las infidelidades se realizan por falta de amor.”
Entonces si no todo es blanco y negro en estas situaciones, surge la pregunta…
¿En qué casos perdonar una infidelidad?
El primer paso que debes dar si estás en este dilema es pensar con claridad los motivos que te llevan al perdón. ¿Por qué quieres estar con esta persona que te ha engañado? ¿Vale la pena intentarlo de nuevo? ¿Es posible que no conviertas la relación en un día a día de recriminaciones?
Procura aclarar todas las dudas que te surjan, piensa todo con cabeza fría y si necesitas la ayuda de un especialista no dudes en hacer una cita de inmediato. También puedes conocer más a fondo sobre cómo afrontar la infidelidad, aquí.
Ahora, si estás seguro de querer optar por el camino de la reconciliación. Reflexiona acerca de los siguientes puntos:
¿Tu pareja es consciente de sus actos? Si lo está, tal vez esté dispuesto a trabajar en la relación.
¿Ha sido solo un evento aislado o, por el contrario, es una situación recurrente?
¿Tal vez lo hizo porque tenía deseos no resueltos de su juventud? ¿Fue parte de una necesidad de reafirmar su imagen erótica y corporal?
¿Ocurrió como un acto liberador de ansiedad ante un mal momento? Puede que estuviera pasando por el nacimiento de un hijo o la muerte de un ser querido.
¿Encuentras en tu pareja ese deseo o intención de reparar lo que dañó?
Tal vez si respondiste afirmativamente a algunas de estas situaciones puedas ver la infidelidad como una oportunidad. A pesar de lo difícil de la situación se puede convertir en un momento propicio para el crecimiento personal y de pareja.
¿Cuándo no perdonar una infidelidad?
Nunca entendí bien por qué se justifica la unión por amor y, sin embargo, no se considera el desamor como una razón suficiente para separarse; porque si el amor justifica el matrimonio, el desamor debería justificar la separación.”
En aquellas ocasiones en las que la relación ha estado enmarcada en el abuso, la dependencia, las mentiras, las manipulaciones es mejor decir “si te vi, no me acuerdo”.
Estas son algunas situaciones en las que retirarse con dignidad y darse una segunda oportunidad con alguien más, según Díaz, es la mejor opción:
Tu relación se caracteriza por el abuso permanente, las mentiras y manipulaciones más allá de la infidelidad.
Cuando el engaño es pan de cada día. Un hábito recurrente, descarado, prepotente y lastimoso.
Al existir una adicción al sexo que no está reconocida ni tratada.
Cuando tu pareja sufre de inmadurez sostenida. Es decir, no cuenta con la capacidad para posponer el engaño y vive en una búsqueda imparable del placer.
Ante una relación vacía y desgastada que se escuda en la dificultad de darla por terminada.
Recuerda que las infidelidades no se olvidan sino que se perdonan, lo cual constituye todo un proceso que lleva tiempo. Es un oportunidad para aportar cosas nuevas y positivas a la relación. Ya sea que estés pensando en dar un paso al costado o hacer lo posible para que tu relación no se acabe, ten presente que solo tú puedes valorar completamente todas las aristas de esta situación.