Expertos advierten efectos nocivos si no se tiene una educación sexual adecuada.
Joaquín tiene 7 años. Es curioso, feliz y extrovertido. Pese a su corta edad, es un gomoso de la tecnología, especialmente de los celulares, porque puede jugar y ver videos.
Un día, por accidente, el niño accedió a contenidos pornográficos, luego de que sus papás olvidaran activar el control parental. "No supe cómo reaccionar en ese momento.No sé de dónde salieron esas páginas. Apenas me enteré de la situación, le quité el celular", cuenta su madre, advirtiendo sobre la facilidad que tienen hoy los menores para ingresar a ese tipo de material.
Y realmente es así de fácil. La mayoría de estos contenidos son gratuitos y están disponibles las 24 horas del día. Las generaciones pasadas recordarán que para ver esos contenidos se debía recurrir a revistas o a películas en formato betamax o VHS.
El internet cambió esas dinámicas. Ahora basta con un clic en Google o en redes sociales, o simplemente una cadena de WhatsApp para visualizar imágenes sexuales.
De hecho, un estudio realizado por la Universidad Eafit y Tigo Une reveló que cuatro de cada 10 menores de edad aceptó haber visto contenidos pornográficos en internet, principalmente a través de las redes sociales.
Ante este panorama, expertos en el tema advierten que el acceso a estos contenidos desde tan temprana edad podría generar riesgos.
Ángela María Rojas Martínez, Ph. D. en Psicología y consultora en Infancia, Género y Medios de la Universidad de los Andes, asegura que "el principal efecto de dicho contenido es la construcción de creencias infundadas o irreales acerca de su cuerpo y el de las personas de otro sexo, y de las relaciones sexuales, lo que puede generar conclusiones erróneas y afectar la percepción de sí mismos o de sus relaciones futuras", y añade que también se podría presentar mayor aceptación de conductas violentas contra las mujeres.
Hoy son los niños las víctimas de esas visiones distorsionadas, históricamente presentes en Colombia, debido a que no ha existido una educación sexual en la educación
Los riesgos se disparan en la medida en que los padres equipan a sus hijos tempranamente con dispositivos sin tener la edad adecuada para utilizarlos y sin el acompañamiento adecuado, dicen los expertos.
Claudia Sánchez, directora del Grupo Opciones, una organización que trabaja en prevención de abuso sexual, aduce otros problemas. "Los efectos, según el Colegio Estadounidense de Pediatras, radica en mayores índices de depresión, ansiedad y comportamientos violentos. Sumado a esto, se ha reportado que ver pornografía hace que se liberen químicos en el cerebro que hace que por corto tiempo el cuerpo se sienta estimulado, con lo cual puede generar adición en los menores de edad", sostiene Sánchez.
Los niños, generalmente, no buscan porno si no está disponible. Sin embargo, cuando se presenta la oportunidad, sucede igual que con cualquier otro contenido nuevo, tienden a explorarlo e intentar comprender de qué se trata.
"Se sienten impresionados cuando lo ven, pero el contenido se les convierte como en un imán y les cuesta poner límites", agrega Sánchez.
Los expertos afirman que cuando los menores tratan de resolver esas dudas, "se encuentran con el tabú, y la curiosidad natural se convierte en curiosidad mórbida y es cuando se comienza a gestar las visiones distorsionadas", expone el docente Luis Miguel Bermúdez, nominado al Global Teacher Prize 2018 (Premio Nobel para los maestros) por su proyecto de educación sexual para reducir los embarazos adolescentes.
"No obstante, hoy son los niños las víctimas de esas visiones distorsionadas, históricamente presentes en Colombia, debido a que no ha existido una educación sexual en la educación (...). La desinformación en la familia y en la escuela obliga a los menores a entrar a los contenidos pornográficos y al saber popular de los amigos, que es igual de distorsionado", continúa Bermúdez.
La mayoría de estos contenidos están disponibles las 24 horas del día. Las generaciones pasadas recordarán que para ver se debía recurrir a revistas o a películas en formato betamax o VHS
El objetivo, entonces, es fortalecer el acompañamiento desde casa y en los colegios, para que el porno no se estudie desde sus problemas, sino de sus virtudes. "La pornografía es algo que tenemos que aprender todos. Aquí es importante orientar y ver los contenidos con nuestros hijos. En vez de taparles los ojos cuando surge una imagen erótica en televisión, esa situación incómoda se puede aprovechar como una oportunidad para comenzar a hablar del tema sin juzgar", sugiere el profesor Luis.
La directora del Grupo Opciones recomienda a los padres y madres hablarles a sus hijos sobre los peligros de la pornografía desde los 9 años. "Los menores deben saber por qué no es adecuada para ellos y explicarles qué deben hacer si la encuentran accidentalmente o si un amigo o amiga se las muestra", apunta.
Entre tanto, la experta de la Universidad de los Andes va más allá y concluye recomendando que "se debe enseñar a los menores a reconocer su sexo, es decir, sus características biológicas y su cuerpo. Aprender que las personas suelen expresar interés romántico o sexual (algunas no) por otras personas".