Encuesta halló que 4 de cada 10 colombianos se sienten muy agotados, tras un año de confinamiento.
No poder desconectarse de la tecnología, estar ejerciendo labores con más intensidad que antes de la pandemia y no haber tomado vacaciones o un descanso de sus obligaciones se cuentan entre las causas que están llevando al agotamiento a los colombianos.
Esta es una de las conclusiones a las que llegó el estudio ‘¿Estamos agotados los colombianos?’, que la firma FTI Consulting hizo con base en 600 encuestas en el país, entre el 27 y el 29 de enero, con el apoyo de la marca Agua Manantial.
Este sondeo del que hicieron parte trabajadores (58 por ciento), estudiantes (19 por ciento), personas que buscan trabajo (13 por ciento), gente dedicada a tareas del hogar (7 por ciento) y otros (3 por ciento) mostró que cuatro de cada 10 declaran sentirse bastante agotados y que el 70 por ciento consideraría cambiar de actividad si pudiera hacerlo.
De acuerdo con los autores de la encuesta, este agotamiento corresponde, en la literatura médica, al síndrome de burnout (síndrome de desgaste profesional o del trabajador quemado). Seis de cada diez encuestados, señala el estudio, no ha oído hablar de él.
La mayoría no estaba preparado para afrontar todo lo que trajo la pandemia
Aun cuando la pandemia obligó a las personas a desempeñar todas sus actividades desde la casa, siete de cada diez sienten que les falta tiempo para sí mismas, para descansar, para estar con la familia o hacer lo que más les gusta; en ese orden de ideas, tres de cada diez quisieran poder dedicar menos horas al trabajo, al estudio y a sus obligaciones diarias.
Valga decir que el 51 por ciento de los consultados prefieren no tomar pausas durante el día porque consideran que el tiempo no les alcanza.
Para recuperarse del agotamiento al final de la jornada recurren al ejercicio, a leer, a cocinar, a cuidar de sus mascotas y plantas, a meditar e incluso a aislarse de otras personas; aprovechan los fines de semana para salir y encontrarse con amigos o familiares.
Los autores afirman que un factor que contribuye con este panorama viene dado por el hecho de que el 44 por ciento de los consultados creen que para alcanzar el éxito laboral es necesario sacrificar la vida personal e incluso los tiempos de descanso.
Cabe señalar que para el 88 por ciento de los consultados es importante alcanzar el éxito y que al 57 por ciento le preocupa fracasar.
Asimismo, la encuesta resalta que el 74 por ciento de las personas aseguran que no estaban preparadas para los cambios que trajo la pandemia, razón por la cual se sienten agobiadas; pese a eso, el 54 por ciento no habla sobre lo que le está pasando.
Llama la atención, además, que el 48 por ciento afirme que lo que hace ya no le produce la misma satisfacción que antes. La mitad, de hecho, dicen sentirse solos, “me hace falta la gente con la que solía estar”.
Estos sentimientos explicarían que el 50 por ciento se haya sentido estancado en el último semestre.
El problema es global
Los hallazgos de FTI Consulting coinciden con los resultados del Índice de Tendencias Laborales de Microsoft, un estudio elaborado con base en 31.092 encuestas hechas a trabajadores en 31 países en enero pasado y que incluyó el análisis de billones de datos del software Microsoft 365 y la red laboral LinkedIn.
Sus autores señalan, entre otras cosas, que si bien el trabajo remoto ha creado nuevas oportunidades laborales para algunos, ha ofrecido más tiempo en familia y ha brindado opciones sobre si ir al trabajo o cuándo hacerlo, también implica desafíos: “Los equipos se han vuelto más aislados este año y el agotamiento digital es una amenaza real e insostenible”, advierten los autores.
Mencionan que uno de cada cinco encuestados globales dice que a su empleador no le importa el equilibrio entre el trabajo y la vida; el 54 por ciento se siente con exceso de trabajo y el 39 por ciento se declara agotado.
Así las cosas, el 46 por ciento planea hacer un cambio importante o una transición profesional y el 41 por ciento de la fuerza laboral global está considerando dejar a su empleador dentro del próximo año.
Esta cifra se dispara al 54 por ciento entre los trabajadores de la generación Z (18 a 25 años) y entre los empleados latinoamericanos. En efecto, el 53 por ciento de ellos están planeando renunciar.
En el caso concreto de los latinoamericanos, estos dicen estar menos "quemados" por el trabajo que el promedio mundial; sin embargo, la sensación de aislamiento por el hecho de trabajar desde casa es más fuerte en la región que en el resto del mundo.
"El 49 por ciento de los trabajadores en Latinoamérica lamenta que las interacciones con sus colegas hayan disminuido, una cifra superior a la de la media mundial que se sitúa en el 40 por ciento", apuntó Emma Williams, vicepresidenta de Microsoft para la Transformación de los Puestos de Trabajo y máxima responsable del informe.
Innovación y creatividad, en riesgo
El estudio muestra que las relaciones laborales más directas, es decir, aquellas en que los colegas forman parte de un mismo equipo e interactúan a diario, se han mantenido, pero han bajado drásticamente aquellas consideradas ocasionales, es decir, entre miembros de equipos distintos o que habitualmente no trabajan juntos.
Son precisamente este segundo tipo de interacciones las que, según los expertos, más contribuyen a que las empresas no sufran lo que en el mundo profesional se llama "pensamiento de rebaño", es decir, que una única visión se apodere de todo el proceso creativo, sin recibir aportaciones desde otras perspectivas.
"La reducción de las relaciones interpersonales en el ámbito laboral pone la innovación y la creatividad en riesgo.
De acuerdo con Williams, antes de la pandemia solo el 30 por ciento de los trabajadores planeaban un cambio de empresa en los siguientes dos años: “La drástica caída en el número de empleados que quieren seguir en sus puestos actuales significa que las empresas podrían perder a muchos trabajadores si no se adaptan a las expectativas creadas por la pandemia”, advirtió.
Entre las estrategias que los autores recomiendan a las empresas para enfrentar este fenómeno se cuentan la formulación de planes con flexibilidad extrema, que les permita a los empleados decidir sobre la modalidad en la que quieren trabajar; combatir el agotamiento digital y reducir la carga laboral de los empleados; priorizar la reconstrucción del capital social y la cultura organizacional, y repensar la experiencia de los empleados, para competir por los mejores talentos.