El tacto y sus efectos en nuestra salud física y mental


El tacto afecta todos los dominios de nuestra vida, desde la alimentación hasta la caminata, desde el comportamiento sexual hasta las relaciones sociales.Alberto Gallace

El sentido del tacto es el medio más fundamental de contacto con el mundo (Barnett, 1972) y el más simple y sencillo de todos los sistemas sensoriales (Geldard, 1960). Está presente desde tan solo las ocho primeras semanas de gestación e incluye la sensación de temperatura, dolor y posición del cuerpo en el espacio.

El tacto juega un papel básico en el desarrollo del ser humano. De hecho, nuestras primeras lecciones de amor a menudo tienden a provenir del tacto, de las caricias y los abrazos que recibimos cuando somos bebés (Harlow, 1958).

Debido a que la asociación normal entre el tacto y la reducción del estrés en la primera infancia es básica, este puede provocar una respuesta positiva al ser tocado en la vida posterior (Reite, 1990). En la edad adulta el tacto lo manifestamos al coquetear, expresar el poder, el amor, al calmar o mantener la proximidad con los demás;

El tacto es considerado como “la madre de todos los sentidos” (Field, 2019).; ya que a diferencia de la percepción de los rostros y las voces, la percepción del tacto requiere un contacto físico directo, por esto, en el contexto de la interacción cotidiana, es la conexión principal con el mundo externo, tanto social como físicamente. Además, es típicamente un estímulo afectivamente positivo que tiende a promover la unión y la confianza entre las personas.

Por otra parte, lo que comúnmente se define como “táctil” es el producto de la integración entre diferentes señales neuronales que ocurren en diferentes etapas del procesamiento de la información en el cerebro. Es decir, la experiencia sensorial del tacto resulta de la actividad de los sistemas responsables del procesamiento de presión, temperatura, posición articular, sentido muscular y movimiento (Gallace, 2010).

El sentido del tacto proporciona un medio muy poderoso para provocar y modular las emociones humanas. De hecho, nuestra piel contiene receptores que pueden provocar respuestas emocionales afectivas o placenteras porque hay partes de la piel que son erógenas y producen directamente un afecto positivo, o porque hay terminaciones nerviosas que responden al dolor y producen afecto negativo (Gallace, 2010). Según la parte del cuerpo que se está estimulando, las formas específicas del tacto pueden comunicar emociones individuales como fuerza, empatía, rabia, dolor, amor, gratitud, felicidad, etcétera.
El tacto y la terapia de masajes

Diversos estudios han demostrado que la terapia de masajes tiene efectos positivos en:

El embarazo y el parto.
En el crecimiento de bebés prematuros
Tratamiento de problemas psicológicos como: agresión, ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático.
Problemas gastrointestinales como estreñimiento y diarrea.
Procedimientos dolorosos como cirugías o cesáreas.
Síndromes de dolor como, quemaduras y anemia falciforme
Tratamiento de trastornos del tono y movimiento muscular como la parálisis cerebral y el síndrome de Down.
Tratamiento de enfermedades crónicas como diabetes, asma, cáncer y VIH.

Con respecto a los recién nacidos prematuros, la terapia táctil como los masajes ha demostrado que ayudan a que los bebes suban de peso y a reducir las infecciones y estancias hospitalarias, al igual que ayudan a mejorar el desarrollo evolutivo y reducir el estrés de los padres.

También se ha demostrado que realizar masajes en los pies a pacientes que se han sometido a cirugía cardíaca genera una reducción clínicamente relevante en la intensidad del dolor y una mejora estadísticamente significativa sobre su enfermedad cardiaca y los niveles de ansiedad. Debido a que el masaje de pies proporciona una respuesta holística mediante la estimulación del sistema nervioso parasimpático y potencia la liberación de mediadores químicos, induciendo un estado de equilibrio y relajación; lo cual conduce a una reduciendo del dolor y los niveles de ansiedad (Fritz, 2013 ).
Beneficios de los abrazos o tacto cotidiano en los adultos

En los adultos los beneficios del tacto están mediados por cambios hormonales, como la disminución de la hormona del estrés de cortisol y la liberación de la oxitocina, “hormona del amor”.

A pesar de que abrazar a alguien es un tema delicado, ya que hay personas que no les gustan que las toquen o abracen, porque lo ven como una invasión a su espacio físico y personal, las investigaciones han demostrado que los abrazos o el tacto:
Reduce el estrés y protegen contra el estrés futuro.
Mejora el estado de ánimo.
Aumenta la autoestima.
Reduce la presión arterial.
Fortalece los vínculos interpersonales.
Mejora la función cognitiva.
Estimula el sistema inmunológico.
Reduce la ansiedad.
Aumentan la relajación.
Disminuye el dolor.
Disminuye la depresión.
Aumenta de la sensación de bienestar.
El tacto en la época actual, ¿Qué podemos hacer?

La ausencia de apretones de manos, choques de manos, abrazos y otras experiencias sensoriales que en tiempos normales están entretejidas en nuestras interacciones diarias, se están convirtiendo en una fuente de ansiedad y tristeza (Dodgen-Magee, D.) debido a las restricciones de cuidado y autocuidado ocasionadas por el coronavirus.

Sin embargo, acciones tan simples como hacerse masajes en el cuero cabelludo, las manos y los pies, envolver los propios brazos alrededor de los hombros o del estómago pueden ayudar a reducir la necesidad de contacto físico (Dodgen-Magee, D.).

Por otra parte, como el toque interpersonal proporciona la más emocional de nuestras experiencias táctiles (Gallace, 2010), científicos y epidemiólogos como Linsey Marr o Julia Marcusentre otros, están recomendando formas seguras de abrazarse, ya que la pandemia seguirá presente por un buen tiempo.

Así que cuando vaya a dar un abrazo, tenga presente las siguientes recomendaciones:
Usar siempre mascarilla.
Abrazar al aire libre.
Intentar evitar tocar el cuerpo o la ropa de la otra persona con el rostro y la mascarilla.
No abrazar a alguien que esté tosiendo o tenga otros síntomas que lo hagan sospechar de que puede estar enfermo.
La posición del rostro es muy importante, por esto cuando den un abrazo, apunten sus caras en direcciones opuestas.
No hablen ni tosan mientras abrazan.
Los abrazos deben ser breves porque el riesgo de transmisión aumenta con un contacto más prolongado.
Cuando terminen, retrocedan rápido para no respirar en la cara del otro.
Intenten no llorar porque las lágrimas y el goteo nasal incrementan el riesgo de entrar en contacto con más fluidos que contienen el virus.
Los niños pueden abrazar a los adultos alrededor de las rodillas o la cintura. El adulto debe mirar hacia otro lado para no respirar sobre el niño.
Contengan o aguanten la respiración, ya que esto evita que se exhale cualquier virus en su zona de respiración, y si están infectados y no lo saben, esto impide inhalar el virus de la otra persona a la cual están abrazando.

La experta en enfermedades de transmisión, Linsey Marr afirma que el riesgo de un abrazo rápido con precauciones es muy bajo, pero no nulo, por esta razón es importante elegir con prudencia a quien se le dan los abrazos, es decir que es importante evitar abrazos casuales.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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