Siempre insistimos en que emprender puede ser muy simple, pero no vamos a mentir: emprender no es un camino de rosas.
Con los hábitos y sistemas correctos, iniciar tu propio negocio es más que factible. De hecho, ¡puedes hacerlo incluso mientras trabajas!
Pero…
¿Qué pasa cuando las rutinas y nuevos hábitos se interponen entre los amigos y la pareja?
¿Qué hacer cuando aparecen imprevistos que hacen más complicado cumplir con las metas de tu negocio?
¿Es acaso emprender para ti?
Estas preguntas son muy comunes, y son la razón por la cual muchos emprendedores deciden renunciar a su sueño de tener un negocio.
¿Tienes lo que hace falta para ser un emprendedor?
“Siento que a veces me desenamoro de mi negocio, que ya no quiero hacer esto, y es porque no lo llego a disfrutar…”
Este fragmento es parte de un mensaje mucho más largo de una emprendedora de nuestra Comunidad.
Una emprendedora que estaba avanzando mucho más rápido que la media de personas que inician su propio negocio, pero que llegado cierto punto, se sintió demasiado abrumada por todo el proceso emprendedor.
Eso la llevó a preguntarse si emprender es para ella o no.
Si el hecho de no poder cumplir con las rutinas que tenía, con las metas propuestas y los problemas de pareja y amigos podían ser una señal de que, sencillamente, no tenía lo que hace falta para emprender.