Cada año, la mutilación genital femenina (MGF) afecta a millones de niñas y mujeres en el mundo. Aunque esta práctica es muy común en países de África y el Medio Oriente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha hecho énfasis en que se trata de un problema de alcance mundial, pues la mutilación genital también se practica en Asia y América Latina.
Además, ha habido casos registrados en las poblaciones de inmigrantes que viven en Europa Occidental, Australia, Nueva Zelanda y Norteamérica.
De acuerdo con datos de la ONU, en 30 países donde la mutilación genital es una costumbre activa al menos el 30% de la población son niñas menores de 15 años. Estos números preocupan a la comunidad internacional, pues la mutilación suele realizarse entre los años de lactancia y la adolescencia.
¿Cómo se realiza la mutilación genital femenina?
La mutilación femenina es un procedimiento de lesión genital por razones no médicas que puede incluir la extirpación total o parcial de la zona visible del clítoris (llamada glande) o bien del prepucio del clítoris (que es el pliegue que rodea el glande).
En otros casos, se extirpa el glande del clítoris y los labios menores, como también puede que haya estrechamiento de la abertura vaginal, para lo cual se cortan y cosen los labios menores.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cualquier tipo de punción, raspado, cauterización, perforación o procedimiento lesivo en la zona genital con fines no médicos se puede considerar mutilación femenina.
¿De dónde viene la MGF?
En la actualidad, se estima que más de 200 millones de mujeres y niñas han sido sometidas a procedimientos de mutilación. El trasfondo cultural es complejo, ya que los motivos varían de una región a otra.
Por un lado, está la creencia de que la mutilación es parte de la crianza de las niñas, y que marca la transición hacia la adultez y el matrimonio.
La mutilación también es una forma de garantizar que las niñas permanecerán vírgenes hasta el matrimonio y que serán fieles luego de casarse, pues el dolor causado por la penetración cuando hay estrechamiento vaginal “disuade” a las mujeres de tener relaciones extraconyugales.
En algunas comunidades, el objetivo es reducir la libido para impedir que las mujeres se sientan atraídas por un hombre distinto a su pareja.
También es común que haya una connotación religiosa detrás de la MGF, aunque la opinión de los líderes religiosos está dividida. Algunos promueven la mutilación, mientras que otros están a favor de erradicarla.
Consecuencias de la mutilación genital femenina
Cuando llega el momento de cuantificar los efectos de la MGF, el resultado es que la práctica no aporta ningún beneficio a las mujeres o a sus familias. Además de ser una violación a los derechos humanos, la seguridad y la integridad física, las consecuencias para la salud a corto y largo plazo son tremendas.
A corto plazo, la mutilación genital causa:
Hemorragia
Dolor intenso
Fiebre
Infecciones como el tétanos
Problemas urinarios
Inflamación y lesiones de los tejidos genitales
Muerte
A largo plazo, los efectos pueden incluir:
Vaginosis bacteriana, prurito, leucorrea y otras infecciones
Coito doloroso
Complicaciones en el parto (mortalidad neonatal, necesidad de reanimación, hemorragia, cesárea)
Trastornos psicológicos (ansiedad, estrés postraumático, depresión, etc.)
¿Cómo ayudar a erradicar la MGF?
Usando el hashtag #Act2EndFGM de la ONU y compartiendo en redes sociales datos oficiales sobre la MGF puedes ayudar a crear conciencia y hacer que la urgencia de actuar en contra de la mutilación femenina llegue a más personas.
También tienes la opción de apoyar al UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas) con una donación para mantener a flote misiones educativas y proveer recursos a las zonas más afectadas por la MGF.