Anatomía del perdón

Perdonar significa aceptar lo que sucedió, extraer el aprendizaje y seguir adelante. Para hacerlo, primero es necesario liberarnos de la necesidad de esperar que la otra persona reconozca su error o pida excusas por lo sucedido.

Aceptar nuestros errores es un acto de madurez que puede tomarnos toda la vida dominar, de modo que no pongas en pausa tu mundo a la espera de que alguien más tome las riendas por ti. Elige perdonar como un acto de amor propio.

¿Por qué nuestro cerebro se resiste al perdón?

Una de las razones, por las que se nos hace sumamente difícil perdonar, es porque nos facilita refugiarnos tras la figura de víctima, atribuimos a nuestro agresor toda la responsabilidad de cómo nos sentimos y resulta más fácil, en consecuencia, lidiar con los problemas o evitar hacernos cargo de nuestras decisiones.

Por lo general, cuando sentimos que hemos sido lastimados por alguien buscamos la manera de vengarnos para “retribuir el sufrimiento”, un acto desesperado por deshacernos de él. Aunque es una respuesta psicológica natural, debemos ser conscientes de que aferrarse a ella nos hace más daño, ya que nos ata indefinidamente a nuestro “victimario”.

Perdonar quizás no sea la única opción, pero sí la más sana, liberadora y autocompasiva. Perdonar implica no desear el mal a nadie, inclusive teniendo la oportunidad de hacer daño y tomar venganza.

Cuando el rumbo de la historia no puede cambiarse, solo queda mirar hacia el futuro. Perdonar te hace más flexible y te ayuda a dejar ir los problemas.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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