Es importante partir de la idea de que la Tierra es una fuente de vida, que nutre, sustenta y enseña.
Es considerada por muchas culturas ancestrales, como la madre y la veneran como tal.
“La madre Tierra” “La pacha mama”, son algunos de los nombres que le han dado. La consideran el centro del universo, el corazón de su cultura, el origen de su identidad como pueblo.
Ella los conecta con su pasado, como el hogar de sus ancestros; con el presente, como proveedora de sus necesidades materiales; y con el futuro, como el legado que guardan para sus descendientes.
Todo en el Universo está inseparablemente interconectado.
Nuestro estado material, está íntimamente ligado al mundo espiritual, entretejidos en una extensa red;
Ya que todo lo que vemos manifestado físicamente, es producto de una sustancia invisible, de una fuente original que todo lo crea, de la misma forma como todas las cosas vivientes están plenas de un significado sagrado.
Este sentido viviente de conexión que nos sumerge en la tierra ha ido desaparecido entre el cemento de la ciudad, y es la causa de la depredación.
La Tierra es el elemento sagrado que es capaz de darle vida a cuanta semilla se siembra y entre más cemento se construye, menos tierra fecunda hay.
Es por esto que cuando el Ser humano pierde contacto directo con la Tierra, se le olvida su poder de creación y entonces recurre a las creencias de que sólo puede tener y poseer con los escasos recursos que el cemento le hace creer que tiene o que carece.
La idea de que la tierra puede poseerse, de que puede pertenecer a alguien, aún cuando no la utilice, ni la cuide, ni la habite, es una idea loca de nuestra cultura.
Que la tierra sea propiedad privada y que pueda ser comprada y vendida, en lugar de ser parte del colectivo en beneficio de toda una comunidad, es un concepto caduco para las sociedades evolucionadas de otros universos.
ES EL MOMENTO de dejar de considerar la Tierra sólo como un recurso económico, a la cual se le estudia, se le disecciona y se le domina con el propósito de extraer secretos y riqueza de su interior.
Demarcar la Tierra con fronteras, pasaportes, y leyes sectarias, es más del modelo separatista e individualista, que reina en la humanidad y que nos ha distorsionado la GranDiosidad de Ser Uno.
También existe otro punto de vista de la Tierra, que va más allá de sentirla como la madre gestora de cuanta riqueza habita en ella y es ese punto único en el universo.
Ese plantea que forma parte de una galaxia, de un universo y de un cosmos.
Nuestro planeta, la Tierra, ese pequeño punto en un Universo lleno de mundos, nos permite llenarnos de humildad y a la vez de ambición.
La humildad que nos permite percibir la pequeñez frente al Cosmos. Y la ambición de penetrar cada vez más los misterios que nos plantea.
Aprendiendo sobre el Universo aprendemos sobre nosotros mismos, ya que la magnitud de lo infinito en expansión, nos muestra detalladamente la magnitud de lo infinito en comprensión.
En resumen, comprender que no somos una parte, sino un Todo, nos llena de la GranDiosidad que todo lo crea. Si a pesar del cemento, vivimos conscientes del Pilar de la Presencia, podemos vivir permanentemente conectados a ese gran vacío que todo lo crea, dándole vida a la Tierra en nuestro Ser. Porque de una u otra forma, somos Tierra.
Poseemos como Seres Humanos todos los elementos en nuestro ser igual que la Tierra.
Así es que podemos a través de conectarnos al Pilar de la Presencia de manera consciente, retorna a nostros el poder creativo y el recordar que en esencia, som de su energía y de su ejemplo, vivificarla en cada uno nosotros.