Yve Ramírez: El verdadero problema es la cultura de usar y tirar

Entrevista a la activista y autora del libro “Residuo cero”


“El verdadero problema es la cultura de usar y tirar”, nos dice Yve Ramírez, comunicadora y activista y autora del libro “Residuo cero”, recién salido del horno. Esta venezolana residente en Barcelona es también la autora del blog La Ecocosmopolita, un espacio web que tiene como eje central el consumo responsable y que ha conseguido posicionarse como uno de los referentes del movimiento residuo cero en España y Latinoamérica.

Además de crear los contenidos para su blog, Ramírez ofrece conferencias y talleres que son una auténtica invitación a comenzar a restar por un futuro libre de basura, más sano y más sostenible. Una de las últimas fue precisamente en el espectacular Seventy de Barcelona, un hotel orgánico y vegano desde el que tuvo la ocasión de dar interesantes consejos como divulgadora ambiental para comenzar a restar cada día y desde casa.

“La basura que generas es un fiel reflejo de cómo vives en este planeta maravilloso y finito”, dice Ramírez en su libro. Hablamos con ella sobre qué pequeñas decisiones nos ayudarán a evitar residuos al tiempo que sumamos en sostenibilidad.

¿Por qué el usar y tirar ya no es una opción?

¡Porque el futuro no es desechable! Vamos a analizarlo: consumimos cantidades ingentes de recursos (materias primas, agua, energía...) para producir y transportar de un lado al otro del planeta productos. Luego los usamos durante un tiempo muy corto (a veces literalmente minutos, como en el caso de las pajitas) y en seguida los desechamos. Y en el caso de los desechables de plástico, además de ese desperdicio de recursos, que en sí mismo es un problema grave, sucede que esos residuos, generados tal vez tras minutos y uso, habitualmente no son reciclables o lo son, pero no son realmente reciclados. Así, se convierten en residuos que persistirán en el medio ambiente durante tal vez cientos de años.

Cuando comenzamos a aplicar cambios positivos en nuestra vida, siempre tienen un impacto en las personas que nos rodean 

¿Realmente lo que hacemos en casa puede tener un impacto a escala global?

Desde luego. El ser humano ha cambiado, literalmente, el planeta entero y han puesto en peligro la vida tal como la conocemos, especialmente en las últimas décadas. Todo esto, con la suma de acciones individuales equivocadas. Ahora hace falta una gran suma de acciones individuales en la dirección correcta.

Además, cuando comenzamos a aplicar cambios positivos en nuestra vida, aunque nos parezcan actos privados e insignificantes, siempre tienen un impacto en las personas que nos rodean. El solo hecho de ir a comprar con tu propia bolsa de tela en un establecimiento público, ayuda a normalizar estos gestos de compromiso individual e influye en los otros.

Finamente, una reflexión. A pesar de que creo fervientemente en el poder de los actos individuales, sé bien que cuando éstos se orquestan en acciones colectivas, ya no solo suman, sino que se multiplican. Y la realidad es que estamos frente a tal situación de emergencia, que nos conviene intentar multiplicar para ganar tiempo.


Foto: Yve Ramírez

Teniendo en cuenta tu aproximación hacia un estilo de vida enfocado a generar cero residuos, ¿dirías que la mejor tendencia de decoración de interiores es el minimalismo?

"Empatizo" mucho con el minimalismo como corriente estética porque (sin ser una conocedora del tema) entiendo que invita a disfrutar de lo sencillo y a decorar con elementos básicos cuidadosamente seleccionados. Ahora, si no hay una reflexión sobre sostenibilidad que acompañe a los criterios estéticos, probablemente no llegaremos a tener un hogar más respetuoso con el medio ambiente, por muy minimalista que sea su decoración.

Lo importante aquí sería dar el justo valor a cada objeto del hogar, seleccionarlos del mejor origen que esté en nuestras manos, alargar su vida tanto como como sea posible y, finalmente, cuando acabe su vida útil, desecharlo de la mejor forma, esperemos que reaprovechándolo de alguna manera.

Por otra parte, un hogar residuo cero no tiene por qué tener una estética minimalista necesariamente, aunque, desde luego, son dos corrientes con bastante afinidad.

El movimiento Residuo Cero busca acabar con la producción de residuos no reaprovechables 

¿Cómo entiendes tú esta corriente?

El movimiento Residuo Cero busca acabar con la producción de residuos no reaprovechables. Esto implica reducirlos en cantidad y también mejorar su calidad. Es un concepto muy vinculado entonces a la economía circular, como contraposición a la economía lineal de hoy, en la que un producto, al final de su vida útil, normalmente se convierte en basura.

Para las empresas, el reto tiene mucha relación con el diseño y la planificación de procesos. Para las administraciones públicas, con la selección de proveedores y, desde luego, con la gestión pública de residuos municipales.

Finalmente, para la ciudadanía, el residuo cero exige un consumo responsable y reflexivo, puesto que es precisamente en el ámbito del consumo en donde las personas consumidoras podemos tomar decisiones. Es decir, no podemos decidir directamente cómo se producen los productos de consumo masivo, pero sí podemos escoger (al menos en muchísimas ocasiones) qué productos consumiremos en nuestros hogares.

¿Por qué con reciclar no basta?

Te lo diré en cifras: de todo el plástico desechado desde el inicio de su producción industrial, a mediados del siglo pasado, se calcula que solo se ha reciclado el 9%. Luego hay un 12% que se ha incinerado (contaminando el aire que respiramos) y el 79% restante se encuentra, o bien en medio de espacios naturales, o bien en vertederos.

Lo peor es que cada vez consumimos (y desechamos) más plástico. En 2016 se calculó que de las 8.300 millones de toneladas métricas de plástico producidas a lo largo de la historia, la mitad se había producido en los 13 años anteriores.

Que este escalofriante volumen de producción de residuos pueda mantener la tendencia de las últimas décadas sin consecuencias para la naturaleza gracias al reciclaje es una utopía más difícil de alcanzar que el mismo objetivo residuo cero. La solución pasa, sobre todo, por la reducción.

Siempre hablamos de la toxicidad del plástico y de la necesidad de reducir su consumo, pero, en realidad, también deberíamos reducir el consumo de cartón y de vidrio…

Desde luego. El plástico es un material especialmente contaminante, por el hecho de que no es biodegradable y por su manera de degradarse en bioplásticos de alta toxicidad, como bien señalas. Sin embargo, la huella ecológica de la producción del papel, por ejemplo, que es un material totalmente biodegradable, es muy significativa porque exige un mayor consumo de agua y energía, está relacionada con la deforestación, la pérdida de biodiversidad y un largo etcétera.

El verdadero problema es la cultura de usar y tirar. No lograremos nada si solo cambiamos el consumo de plástico actual por otros materiales (aunque estos sean biodegradables). Urge cambiar los esquemas de producción y consumo.


Foto: Bea Pérez Bascunana

¿Y por dónde empezamos? ¿Cuáles son las 3 cosas por las que crees que deberíamos empezar a reducir en casa?

Una muy fácil y sencilla es dejar de utilizar definitivamente pajitas de plástico. Para comenzar, no comprarlas en casa si acostumbramos hacerlo y, luego, tomar el hábito de pedir que te sirvan tus bebidas sin pajita si estás en un bar o restaurante. Parece un gesto ínfimo, pero es que las pajitas, para la inmensa mayoría de las personas, son totalmente innecesarias. Habitualmente no se reciclan y muchas veces acaban en la naturaleza, donde son causa de heridas e incluso de la muerte de muchos animales salvajes. Para mí es importante, no sólo rechazar esas pajitas, sino además explicar por qué lo hacemos, para invitar a la reflexión. Sin dudas, son un excelente ejemplo del problema.

Otro cambio un poco más complejo, pero de alto impacto positivo es beber agua de grifo en lugar de agua embotellada: llevar siempre contigo una botella reutilizable, de forma que también evites comprar agua embotellada cuando estés fuera de casa. Y si el agua de tu casa no es de buena calidad o no tiene buen sabor, invierte en un buen filtro. Amortizarás la inversión rápidamente y acabarás ahorrando mucho dinero.

Finalmente, compra a granel todo lo que puedas, utilizando tus propias bolsas y envases. Saca provecho de las tiendas de granos y cereales, compra pan fresco, ve a fruterías donde puedas comprar con tu propia bolsa de tela, etc. En cualquier establecimiento en el que tengan que servirte el producto al momento de la venta, puedes pedir que lo hagan en un envase reutilizable que traigas de casa.

El verdadero problema es la cultura de usar y tirar. 

¿Con cuáles productos básicos de limpieza “natural” te apañas?

Yo utilizo una solución de vinagre o de ácido cítrico para limpiar toda clase de superficies. Normalmente añado unas gotitas de aceite de árbol del té y lavanda para potenciar su poder desinfectante y, a la vez, dar buen olor. Esto lo uso para limpiar el baño, muebles, superficies de la cocina, ventanas, espejos y la mampara del baño, por ejemplo. Otras veces hago la limpieza general con una disolución de percarbonato de sodio.

Cuando hay alguna zona más difícil, espolvoreo un poco de bicarbonato de sodio o de bicarbonato, que tienen mayor poder blanqueador, rocío con la disolución ácida y cepillo. El percarbonato lo uso además para desinfectar la taza del váter y para desmanchar la ropa.

Luego, en lugar de estropajos de materiales sintéticos utilizo luffa, que es una esponja venetal vegetal, y cepillo, y también utilizo bayetas de algodón y celulosa, que son compostables.

En el libro también hablas de la necesidad de rebajar nuestra basura electrónica y de la posibilidad de burlarnos de la obsolescencia programada de los aparatos. ¡Pero eso parece ciencia ficción!

Seguramente no podamos evitar producir residuos electrónicos, pero sí podemos comprometernos a alargar la vida de nuestros dispositivos todo lo que podamos. ¿Y cómo podemos lograr esto? En primer lugar, resistiéndonos al bombardeo de márquetin que nos crea necesidades ficticias y nos impulsa a cambiarlos para tener acceso a prestaciones que hace dos días no existían. En segundo lugar, buscando formas de reparar cualquier desperfecto que aparezca. En internet puedes encontrar aun personas que reparan casi cualquier cosa. También en Internet hay muchos recursos para aprender a hacerlo con tus propias manos, como es el caso de la plataforma ifixit donde hay infinidad de tutoriales de reparación.

Finalmente, hay que tener en cuenta a la hora de comprar un dispositivo nuevo, que algunos modelos o marcas son más difíciles de reparar que otros. Para esto también podemos apoyarnos en información disponible en las redes.


Foto: Mauricio López

¿No es utópico pensar que llegaremos al residuo cero? ¿Está al alcance de todos o es una carrera llena de obstáculos y mala conciencia?

Hoy en día efectivamente es utópico pensar que podremos dejar de producir residuos no aprovechables, al menos en un futuro próximo. Pero eso no tiene que ser un problema.

Como ha dicho alguna vez Anne-Marie Bonneau (@ZeroWasteChef), We don't need a handful of people doing zero waste perfectly. We need millions of people doing it imperfectly. Es decir, no necesitamos un puñado de personas viviendo una vida residuo cero perfecta sino millones de personas haciéndolo de manera imperfecta.

Por eso el subtítulo de mi libro, Residuo cero, es tan importante: Comienza a restar. No importa que tan lejos está el cero, comienza hoy.

Que la utopía nos sirva para seguir avanzando cada vez más y buscando mejorar nuestro día a día en la medida que sea posible para cada quién.

No necesitamos un puñado de personas viviendo una vida residuo cero perfecta sino millones de personas haciéndolo de manera imperfecta 

¿Qué tipo de regalos aconsejas hacer que sean bonitos y eco-friendy?

Lo más sostenible normalmente es regalar una experiencia, además, es algo que de verdad nos queda para siempre.

Si queremos regalar algo material, puedes aprovechar para regalar también un cambio de hábitos regalando algo que sea al mismo tiempo bonito, útil y de origen lo más sostenible posible.

A mí me hace muy feliz ver la cantidad de regalos que salen de nuestra tienda online, Usar y Reusar, con bolsas de tela para la compra, kits de higiene dental sin plástico, botellas reutilizables, porta bocadillos de tela, etc. Realmente cada vez hay más oferta de artículos hermosos, producidos de forma responsable y que ayudan a fomentar mejores hábitos diarios. Pero siempre regalemos algo que realmente creamos que la otra persona va a utilizar. Por ejemplo, unas pajitas reutilizables para una persona que acostumbre a beber con pajita de plástico pueden ser un regalo fantástico y sostenible, pero para alguien que no las usa (y seguramente dejará abandonadas en un cajón las de acero o cristal que le regales) será un desperdicio.

Finalmente, recordemos siempre a la hora de comprar algo, que estamos invirtiendo nuestro dinero en el proyecto que está detrás ese producto y, de hecho, en el modelo económico y social que lo sustenta.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente