Sexo y días santos

En Semana Santa, los asuntos de la planta baja están rodeados de mitos, creencias y leyendas.


Hay que ubicar la sexualidad en el lugar que le corresponde como la función natural que es y permitir su expresión en los términos responsables y respetuosos que corresponden.

“Los contornos de tus muslos son como joyas, tu ombligo como una tasa redonda, tu vientre como un montón de trigo, cercano de lirios. Tus dos pechos como gemelos de gacela, tu cuello como torre de marfil”. Este erótico pasaje, que pertenece al libro del Cantar de los Cantares de la Biblia, deja claro que para el mundo católico el sexo no es una práctica que merezca puntos clasificatorios para un lugar en el infierno.

Esto en razón a que al llegar la Semana Santa para algunos de los que profesan esta religión, los asuntos de la planta baja están enmarcados en una serie de mitos, creencias y leyendas que por absurdas que parezcan mantienen vigencia en ciertas mentes y lugares. Y sin meterme en eso de las diferencias entre las encamadas por placer y las que tienen como función la reproducción, lo cierto es que al profundizar en algunas lecturas calificadas como sagradas, en ninguna de ellas se prohíbe o se castiga la sexualidad bien concebida, aunque en época de la inquisición quien se atreviera a defender los polvos en un contexto religioso era severamente castigado.

Basta ver lo que le ocurrió a Fray Luis de León, monje agustino y humanista español, que después de hacer una traducción al castellano, se atrevió a decir que el Cantar de los Cantares eran poemas amatorios. Tal vez de ahí se deriva el rechazo oscurantista del placer sobre el catre que durante siglos ha sido causa de anatemas que lindan con el fuego eterno. No hay que negar que las cosas han cambiado, pero aún persiste esa demonización del placer que deja el actuar de la planta baja que la verdad ha causado daño a muchas generaciones, sobre todo de creyentes, que ven como dogma la represión del deseo por considerar lo ajeno a los mandatos divinos y un obstáculo para la salvación de las almas.

Esto no quiere decir soltarles la rienda de manera irracional a todos los estímulos de este tipo y menos en Semana Santa. De lo que se trata es ubicar la sexualidad en el lugar que le corresponde como la función natural que es y permitir su expresión en los términos adecuados, prudentes, responsables y respetuosos que corresponden, pero alejada de las mojigaterías que afloran por estos días.

No me cabe duda de que sin tanta intromisión se tendría una mejor cultura, y consecuentemente menos hipocresía y morbo que adoban muchas cosas negativas del sexo malintencionado. Tal vez así se entendería mejor lo que el Cantar de los Cantares quiere decir con “bajo la sombra del deseado me senté y su fruto fue dulce a mi paladar”.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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