Existen técnicas para transformar en positivas esas ideas destructivas que tenemos en nuestra mente.
“Lo primero que hay que hacer es darse cuenta de que los pensamientos que nos bloquean existen en nuestro interior desde hace mucho tiempo", dice Jesús Alcoba.
Seguro que no les caigo bien. Nadie me tiene en cuenta. No soporto que me hablen así. Soy tonto por echarle de menos. No merezco tu ayuda. Necesito que estés a mi lado. Esto es lo peor que podía haberme pasado. Todo está perdido. Me lo merecía. No lo vamos a lograr. Esto solo va a empeorar.
Estas ideas hacen parte de la lista global de los pensamientos destructivos, dice Jesús Alcoba, director de la International Graduate School of Business, la escuela de negocios de La Salle en Madrid, España. Alcoba, que es también doctor en Estrategia, máster en Psicología, en Coaching y en Dirección de Empresas (MBA), agrega que esta lista no es única y que cada uno puede elaborar la suya, pero lo importante, dice, es que “si observamos con cuidado nuestros pensamientos y los de los demás, identificaremos frases como estas y nos sorprenderá la cantidad de ideas erróneas y bloqueadoras que podemos llegar a tener”.
“Hace ya tiempo que se está investigando sobre ese tipo de pensamientos que llamamos irracionales o distorsionados y que prefiero llamar pensamientos que nos bloquean”, señala Alcoba, en su último libro, titulado Ultraconciencia.
“Porque lo auténticamente distintivo en ellos es que obstaculizan nuestro camino hacia los objetivos que pretendemos alcanzar”, enfatiza.
Explica que “un ejemplo muy simple es el de una persona que teme que algo malo le va a ocurrir. Lo cierto es que no tiene ningún dato real que le diga claramente que eso va a ser así, pero como es algo que teme, no puede sacarlo de su conciencia y eso la paraliza”.
Automáticos e inconscientes
“Una característica muy dañina de estos pensamientos destructivos es que son automáticos, es decir, se disparan de manera no consciente. Son evaluaciones erróneas e instantáneas que cuesta mucho identificar y más librarse de ellas”, dice el autor.
Sin embargo, añade, una vez que hemos identificado y tomado conciencia de que estamos repitiendo automáticamente un pensamiento destructivo, hay una serie de medidas que podemos poner en práctica para erradicarlo de nuestra mente y reemplazarlo por una idea constructiva.
“Lo primero que hay que hacer es darse cuenta de que los pensamientos que nos bloquean existen en nuestro interior desde hace mucho tiempo. Representan circuitos mentales que han sido recorridos muchas veces y que están fuertemente arraigados”, explica Alcoba.
Una característica muy dañina de estos pensamientos destructivos es que son automáticos, es decir, se disparan de manera no consciente
No subestimar, dimensionar
“No tenemos que subestimar a nuestros enemigos, sino más bien situarnos mentalmente en la posición de poner todo el esfuerzo y el empeño que podamos en librarnos de ellos”, aconseja. “Una vez lograda esa actitud, lo siguiente es cuestionar esos pensamientos”, prosigue.
Según Alcoba, muchas de las ideas que se nos ocurren de manera automática, y que nos impiden el logro de nuestros objetivos, “son visiones o lecturas exageradas, mientras que otras son exigencias que nadie más que nosotros nos impone. Y la mayoría tienen que ver con teorías sobre el mundo que no son ciertas”, pero que creemos profundamente.
El segundo paso para erradicar nuestros pensamientos destructivos consiste, según este autor, en “rebelarnos contra nuestras propias creencias, esas que nos hacen daño, bajo el convencimiento de que no son ciertas”.
“Esta es la parte más difícil, porque, aunque tengamos mucha fuerza de voluntad, cuestionarnos a nosotros mismos siempre es duro”, puntualiza.
Para Alcoba, el tercer paso es quizá lo más sencillo: “Se trata de cambiar el pensamiento que nos daña por otro más adaptado o positivo y, sobre todo, comprobar el cambio emocional que se da en nuestro interior cuando lo hacemos”.
“Ese cambio es la prueba más evidente de que pensar bien equivale a sentirse bien”, recalca.
El cambio es ahora
Un aspecto complementario en la erradicación de los pensamientos bloqueadores es que “muchas personas que comprenden estas ideas deciden ponerlas a prueba, y se ponen a buscar el momento adecuado para empezar a trabajar sobre ellas. Y claro, como siempre pasa, ese momento nunca llega”, destaca.
“En este mundo nuestro parece que estamos siempre demasiado ocupados para hacer lo que de verdad importa, y por ello es relevante darse cuenta de que el mejor momento para poner freno a nuestras ideas irracionales es cuando nos están haciendo sufrir, es decir, cuando las estamos teniendo. Muchas veces el mejor momento ¡es ahora!”, afirma Alcoba.
¿Y cómo podemos vacunarnos contra un rebrote o reaparición de ese pensamiento destructivo?, pregunta Efe a este experto.
Alcoba responde: “Una de las cosas que sabemos sobre el cerebro es que no desaprende, y que los viejos hábitos permanecen enterrados en viejos circuitos y muchas veces de manera inevitable (por ejemplo, ante situaciones de estrés) vuelven a aparecer. ¡Y los pensamientos bloqueadores e irracionales no son una excepción!”, puntualiza.
Para Alcoba no hay que culparse en exceso por la reaparición de algún pensamiento destructivo, ya que somos seres humanos y fallar ocasionalmente es normal.
“Como en muchas otras situaciones de la vida, tras una caída lo que corresponde es levantarse, escupir el polvo del camino y seguir caminando con ánimos renovados”, pero siempre pensando de manera constructiva y positiva. Esa es la clave.