Ha ayudado a muchas personas a superar momentos difíciles y a encontrarse consigo mismas.
Persistencia, dedicación y paciencia son algunas de las cualidades que se fomentan con el ejercicio constante.
A los 16 años, Juliana Henao se miraba al espejo y no le gustaba lo que veía, incluso a veces se vestía a oscuras para no enfrentarse con su propio cuerpo. Hoy, a los 26, le agradece a ese mismo cuerpo lo que le da y lo que le ha permitido descubrir de sí misma y de cómo enfrentarse a la vida.
Ella tuvo bulimia nerviosa, trastorno de alimentación por el que llegó a pesar 80 kilos en su adolescencia, debido a los atracones de comida que la llevaban a esconderse para comer y calmar su ansiedad con dulces y harinas.
Después de cinco años de tratamiento decidió hacer algo por ella misma y le hizo caso a la terapeuta que le recomendó hacer ejercicio. Se subió media hora a una trotadora en un gimnasio. “Fueron los 30 minutos más largos y horribles de mi vida, no lo disfruté, pero me di cuenta de que era capaz”, recuerda.
Después de un mes, se inscribió para correr 4 kilómetros en la Carrera de la Mujer en Bogotá. Por error, quedó en la lista de quienes correrían 8. Sintió miedo de no lograr esta distancia, por fortuna, cuando cruzó la meta, entendió que sí servía para el running y que estaba dispuesta a seguir.
Hoy está lista para la Media Maratón de Bogotá, corre dos veces a la semana entre 12 y 16 kilómetros y monta bicicleta cinco días a la semana, entre 45 minutos y dos horas.
Ya no pesa 80 kilos y dice que el ejercicio cambió en ella muchas cosas más que su físico. Está segura de que la ayudó a superar su trastorno, ya no siente ansiedad y hace cuatro años no tiene un atracón de comida. Hoy se quiere a sí misma, se mira al espejo y se gusta, se preocupa por vestirse y cuidarse.
Fueron los 30 minutos más largos y horribles de mi vida, no los disfruté, pero me di cuenta de que era capaz
Con el ejercicio desarrolló la persistencia, la dedicación y “una paciencia infinita para los procesos humanos”, dice. Está tranquila y sabe que es capaz de muchas cosas. Además, es feliz porque su historia ha inspirado a otros. Una marca deportiva la seleccionó para una campaña publicitaria en la que muestra cómo el ejercicio cambia la vida de las personas.
El día que grabaron el video en Suesca, ella sintió que recibía un regalo, el cierre definitivo de un proceso personal y el feliz encuentro consigo misma.
Ahora se ama, ama los nuevos límites que su cuerpo alcanza y cómo esta exigencia se traslada a lo cotidiano con mayor seguridad en sí misma y frente a la vida. Antes del ejercicio era una persona desilusionada. Hoy es una apasionada.
En el video que está en Youtube cuenta su historia con la bulimia para que muchos descubran caminos, y está en conversaciones para dar conferencias a padres de adolescentes sobre los trastornos alimenticios y su superación.Otra oportunidad
Son muchos los que lograron superar situaciones difíciles gracias al ejercicio, y que han vivido transformaciones internas importantes o han llenado vacíos con su descubrimiento personal y su reencuentro con su cuerpo.
Mauricio Salazar, por ejemplo, después de 15 años dedicado a los negocios, hace dos años vio en un hombre cercano el espejo de lo que no quería llegar a ser cuando tuviera 70. Decidió quitar los negocios del centro de su vida y buscar algo más.
Comenzó a correr y se enamoró tanto del deporte que en febrero de este año participó en la Ultraman Florida 2017, un tipo de triatlón en el que se corren durante tres días 515 kilómetros.
El historial deportivo de Mauricio ya suma muchas metas alcanzadas, kilómetros recorridos y velocidades superadas, pero lo más importante es lo que el ejercicio ha hecho en él. “Ha sido una escuela de vida”, afirma.
La humildad ha sido la principal lección de este aprendizaje, porque cada vez que escucha la historia de alguien que va a su lado en una carrera o en una competencia descubre que cada quien vive lo suyo y esto le ha ayudado a “bajar el ego”, dice. Valora más a los demás y siente más empatía.
También adquirió un patrón de comportamiento, porque cada vez que sale a correr enfrenta un nuevo reto y cree que la vida es igual. Ahora se complica menos, no se estresa, y “como cada salida a hacer ejercicio es un sufrimiento consciente y voluntario, te acostumbras a la adversidad”, explica.
Vive más contento porque siente que la vida tiene más sentido. Dice que todos los días el deporte le ha enseñado algo y está preparado para nuevos retos.Desde el laboratorio
Tanto Mauricio como Juliana son claros ejemplos de los beneficios emocionales y físicos del ejercicio, que han sido confirmados por estudios científicos. De acuerdo con Harvard Health Publications (publicación de salud de la Escuela de Medicina de Harvard), el ejercicio reduce las hormonas del estrés y estimula la producción de endorfinas, mejoran el ánimo. Estas son las responsables de las sensaciones de relajación y optimismo que sienten las personas después de realizar actividades físicas o de practicar algún deporte.
El ejercicio tiene beneficios emocionales como mejorar la autoestima, hacer que la persona se sienta capaz y orgullosa de sus logros y gane confianza en sí misma. Al renovar el vigor y la energía, ayuda a que logre éxitos en muchas áreas, y la disciplina que exige facilita alcanzar todo tipo de metas en la vida. Como si fuera poco, mientras el cuerpo está ocupado, la mente se distrae de sus prelabores diarias y se siente más libre para pensar creativamente.
Es por esto que en ocasiones ayuda a superar momentos difíciles, a sobrellevar las cargas de la vida.
Andrea Jaramillo, por ejemplo, a los 46 años tuvo una relación laboral complicada con su jefa por dos años. Sin saber lo que el deporte le aportaría, comenzó a trotar en las mañanas por invitación de su esposo y llegó a correr hasta 10 kilómetros diarios. Cuando mira en retrospectiva, sabe que jamás hubiera podido atravesar esos años sin el running.
Este le daba fortaleza todos los días, y en medio de lo que ella definía como maltrato laboral, centraba el valor de sí misma en las metas que lograba cada día en la mañana antes de irse a trabajar y podía pensar con originalidad, a pesar de estar en un ambiente nocivo para ella.
Para muchos, la actividad física termina siendo clave en su rutina diaria. Juliana no puede vivir sin ella y Mauricio tampoco. Silvia Martínez es otra amante del ejercicio. Desde hace varios años se ejercita con su entrenador tres veces a la semana. Todo comenzó porque había sido gordita, y su vida ha cambiado tanto que pasó de definirse a sí misma como una niña tímida y observadora a ser una mujer alegre, activa y optimista.
El ejercicio le ha dado seguridad para enfrentarse a la vida, tanto que lo considera su terapia diaria y madruga todos los días para cumplir con su cita.
Mauricio, al igual que Juliana, quiere inspirar a otros, porque está seguro de que es posible alcanzar los sueños y que estos no se deben postergar. Hoy tiene 36 años y sabe que le queda mucha vida por delante para incorporar lo que le enseña el deporte a los demás aspectos de su vida.