Acostumbro a analizar los datos de mi negocio con perspectiva, especialmente cuando algo no sale como espero. ¿Y sabes qué? Que hay una historia que se repite.
Los periodos mejores de facturación siempre coinciden con momentos en los que me siento totalmente conectada conmigo misma, con mi propósito, con mis clientes y con mis sueños. Momentos en los que creo sin fisuras y confío en que todo es posible y ese pensamiento directamente me hace ir a por todas, me pone en marcha y hago lo que hay que hacer. Sin excusas.
Los periodos valle coinciden con lo contrario. Momentos en los que, por un resultado inesperado, pierdo la confianza en mí misma y dejo de creer.
Y es que si hay algo que me paraliza es empezar a poner pegas a todo, a buscar los «y si…». Y me he dado cuenta todas las veces que esos «y si…» en realidad no son míos, son mensajes que he recibido en mi infancia por parte de mi entorno porque a veces con la mejor intención quisieron protegerme demasiado. Revisa los mensajes que te decían cuando eras niño porque ahí vas a encontrar muchas claves de cómo piensas ahora y por qué te pasa lo que te pasa.
La duda te lleva al miedo y el miedo a la parálisis y si alimentas ese círculo no tomas decisiones y si no tomas decisiones y no te comprometes no pasas a la acción y si no pasas a la acción pues creo que no hace falta que te cuente lo que viene después. La duda te lleva al miedo, el miedo a la parálisis y la parálisis a la falta de resultados
Sí, la salud de tus pensamientos es clave para alcanzar tus metas. A todos nos pasa, que a veces nos dejamos invadir no por un pensamiento, sino por una cadena de ellos perfectamente entrelazada en donde cada eslabón nos atenaza cada vez más.
Por lo tanto, por mucho marketing, mucha estrategia y mucha técnica infalible y milagrosa que exista para conseguir tus sueños, lo que te va a dar la llave para lograrlos va a ser tu mente. Así te propongo que desde hoy le dediques un tiempo a sanarla, y no, no se trata de tomarte la medicación, no. Se trata de aprender a hablarle a tu mente para silenciar todo aquello que no te ayuda a avanzar. Tu mente no eres tú. Piensa menos y haz más caso a tu intuición que es la que te va a dar las alas para volar y decidir lo que es mejor para ti en cada momento.
Esto es algo que vengo practicando desde hace ya un tiempo y que quiero compartir contigo para que finalmente, esos períodos valle que siempre hay, porque hay circunstancias también externas que no puedes controlar, sean los menos posible o al menos seas capaz de relativizarlos para que no te impidan hacer lo que realmente necesitas para conseguir clientes: traer caras nuevas a tu negocio constantemente, generar confianza y lanzar acciones de venta. Es que no hay más, creéme. Eso es todo. Y lo único que lo hace cuesta arriba es lo que pienses en cada momento.
He resumido aquí los 7 pensamientos más tóxicos que conozco y que si no te ríes de ellos para acallarlos (sí, el humor es uno de los mejores recursos que conozco), te jugarán muy malas pasadas. Si tienes alguno más, compártelo en los comentarios, ¿vale?. Vamos a ponerles freno entre todos. Para cada uno de ellos te voy a ir dando algunas pautas que a mí me funcionan. La clave, ya te anticipo, está en no concederles una importancia que no merecen.
1.- Total para qué, si luego van a decir que no
Esto es lo que yo llamo la cultura del «paqueísmo». ¿Y total » pa qué»?. Es un pensamiento que directamente castra tu ilusión sin dar ningún fundamento porque lo cierto es que nunca sabes ante cada acción si te van a decir que sí o que no y quién. Te voy a confesar una cosa. Éste es un pensamiento que a mí me ha asaltado mucho y cada vez que lanzaba algo (un curso, un programa, etc) lo hacía con temor, sin ganas, porque «¿Y total «pa qué»?». ¿A ti también te ha pasado alguna vez?. Es un pensamiento que en el fondo se cae por su propio peso. En mi caso, me puse a analizar en una ocasión cuáles habían sido mis resultados en todas las cosas que había lanzado hasta entonces y me di cuenta que, incluso desde mis comienzos, siempre se había apuntado alguien a mis cursos o programas y las veces que me había quedado en blanco se contaban con los dedos de la mano. Es verdad que unas veces había tenido más éxito de convocatoria que otras y eso había dependido únicamente de una cosa: de cuánto me había movido para conseguirlo y con qué ganas. Tus resultados dependen de cuánto creas en tu servicio y con qué ganas te muevas para venderlo
Aquí hay algo que tienes que tener en cuenta y es que al principio no te conoce ni el Tato, no tienes audiencia suficiente y claro, los resultados son escasos. Lo que tienes que mirar aquí son tus números. En este video te cuento mucho más en detalle cómo interpretarlos, porque a veces crees que vas mal y vas muy bien, simplemente te falta tener una base de datos más grande y es en eso en lo que te tienes que enfocar. No te vengas abajo a las primeras de cambio. Pide feedback, mejora el servicio, pon en marcha más acciones y pon mayor intensidad en las que te han funcionado y vuelve a la carga. ¿Y total «pa que»? ¡Pos pa que salga, puñetas!. Ríete hasta de tu sombra y sigue adelante.
2.- Qué pensarán de mí
Esto es lo típico cuando te da miedo mostrarte. Y digo yo…¿qué más te da lo que piensen? Sólo han de importarte aquellos de quienes te quieres rodear y esos son aquellos a quienes les gustas y confían en ti. Por lo tanto, de los demás ¿qué más te da si nunca te van a dar de comer?. Con esta lógica aplastante en su momento se me quitó la tontería de mostrarme en eventos o en las redes sociales. Es cierto que en las redes sociales cada vez está más de moda eso de los «haters», que ponen a parir a quien sea a las primeras de cambio por puro placer. No les des el poder de controlarte y si tienes que bloquearlos, hazlo. Ya aprenderás a no fijarte en ellos. Estoy segura que tienes más comentarios positivos que negativos, sólo que fijas tu atención en los segundos con unas gafas de aumento y te parece que hay más. Recuerda que aquello en lo que pones la energía se expande. Decide dónde quieres poner la tuya. Aquello en lo que pones la energía se expande. Decide dónde quieres poner la tuya.
3.- ¿Y si me equivoco?
Te vas a equivocar pero no porque lo hagas mal, sino porque lo que hagas no funcione como esperabas y salvo que seas adivino nunca vas a saber si va a funcionar o no hasta que lo pruebes. Sí, esto va de lo que funciona y lo que no. No hay nada correcto y ni incorrecto. En todo caso lo único incorrecto que podría haber es que tires por un camino que vaya contra tu propósito y tus valores. Por lo tanto, ponte en marcha y ve ajustando por el camino lo que sea necesario.
No obstante es importante que afiances lo que es básico para que tu negocio funcione. Si no sabes ni por dónde empezar o has llegado a un punto de estancamiento, es porque hay cosas que no tienes claras. Sigue este entrenamiento ahora para sentar unas bases sólidas de tu negocio y puedas crecer progresivamente. Es gratis. Además también acceso a las clases gratuitas que doy en directo sobre mentalidad, ventas y estrategia.
4.- Mejor no hacerse ilusiones porque al final todo se va al traste
Pues esto es justo al revés. Ten ilusión SIEMPRE porque la ilusión es contagiosa y la proyectarás en todo lo que hagas. Además piensa que, si has hecho todo lo que estaba en tu mano y aún así algo no sale es porque o no era para ti o aún no estabas preparado para recibirlo. Ten por seguro que la vida no te va a dar nada que no puedas abordar aún y te pondrá muchas pruebas antes para que te conviertas en la persona que necesitas ser para llegar donde quieres llegar. No pretendas llegar al resultado sin haber vivido el proceso.
5.- Con que llegue a «…» es suficiente
Con el conformismo hemos topado. Una cosa es que te pongas metas realistas que te lleven a alcanzar el sueño que te haga feliz y otra es encomendarte a Sta Rita para que te deje como estás. No te conformes, lucha por lo que es bueno para ti, no te quedes con lo mínimo porque si es así estarás siempre en la cuerda floja. Lo mínimo tiene sentido como una primera meta alcanzable, pero tienes que fijarte cuál es tu meta en la que te vas a sentir tranquilo y te sientes capaz de conseguir. Trocéala, pon hitos. Por ejemplo, si para llevar el estilo de vida que quieres (ese que te hace feliz a ti y a los tuyos), necesitas 5000€ al mes (he puesto la cifra al azar, la tuya puede estar por arriba o por abajo), ponte hitos de 2000€, 3000€, etc, en plazos razonables. Aprende primero a ganar 2000€, afianza y después vete aumentando hasta que te sientas cómodo y seguro. Una vez llegues a la cifra que hayas elegido, quizá te plantees seguir aumentando. Aquí es importante que si decides dar un nuevo salto, tengas muy claro para qué lo quieres. Por eso el primer paso en cualquier negocio es tener clara tu visión de cómo quieres que sea tu futura empresa, esa que te hace feliz. Sopesa pros y cons y lo que decidas y que te haga feliz, siempre será lo correcto. Escribí sobre esto no hace mucho.
6.- Qué pereza, total puedo hacerlo mañana
Si antes topamos con el conformismo, ahora topamos con la procrastinación, qué fea me ha parecido siempre esta palabra. Aquí pregúntate a qué te está ayudando la pereza, de qué te está protegiendo, porque sí, la pereza aparece para eso. Y ya sabes lo que pasa cuando te protegen, que pierdes seguridad en ti y se te corta el rollo, las ganas. Postergar en sinónimo de perder dinero, piénsalo así. Y lo pierdes porque si dejas de hacer lo importante (que es justo lo que siempre más pereza te da), estás retrasando la entrada de dinero en tu bolsillo.
7.- Y si tengo que volver a trabajar para otros
No hay nada irreversible en esta vida salvo la muerte. Trabajar para otros puede ser un simple alto en el camino para coger fuerzas. Eso no es ninguna tragedia. Nunca habrás fracasado (otra palabra más fea que Picio, por cierto) mientras sigas adelante una y otra vez. Así que quítale hierro al asunto porque no pasa nada. Tener tu negocio es una carrera de fondo y a veces un acelerón viene seguido de un parón porque no estabas aún preparado para aguantar el ritmo de la carrera. Haz lo que dice Riky Martin: «un pasito palante, María, un pasito p’atrás». Y el primero que sea más grande que el segundo porque así siempre irás acortando el terreno para alcanzar tus metas.