Conoce 4 señales de la gente demasiado preocupada
La preocupación es una anticipación mental de que algo amenazante puede llegar a ocurrir, con la anticipación de que no se tendrá la capacidad o la habilidad para hacer frente a ese evento”, Alberto Ferrer.
La preocupación generada en situaciones de presión o estrés, nos ayuda a reaccionar ante los problemas. Por ejemplo, ¿qué pasaría si un día estás en el supermercado haciendo compras con tu hijo y en cuestión de segundos lo pierdes de vista? Si no te preocupas, probablemente no lo buscas. Piensa en la cantidad de hechos que has podido solucionar gracias a esta anticipación mental. Al preocuparnos desarrollamos una alerta para enfrentarnos de forma adecuada a diversas situaciones cotidianas.
Si vas conduciendo, tienes una reunión de trabajo y en el camino te quedas atrapado en el tráfico, te afanarás y esto hará que empieces a buscar formas para llegar a tiempo. Gracias a la preocupación podemos imaginar consecuencias y evitar malas experiencias. ¿Y tú, cómo enfrentas adversidades?
Pero no siempre las preocupaciones nos traen reacciones positivas, hay otras que no nos ayudan a resolver dificultades y terminan convirtiéndose en un problema más (preocupación desmedida). Un estado alto de preocupación llega a generar estados emocionales negativos y, así mismo, consecuencias perjudiciales.
En la Conferencia “La preocupación, un mal de nuestros días”, el doctor en psicología Alberto Ferrer, brindará tips para encontrar equilibrio emocional y evitar la ansiedad excesiva, así como sus consecuencias. Es por esto que a continuación te presentamos 4 señales que identifican a las personas con preocupaciones desmedidas:
1. Tienen la respuesta en su mano, pero no la ponen en práctica
Así como dice el dicho del “pastor que predica pero no aplica”, sucede lo mismo con aquellas personas que aconsejan, pero no ponen en práctica lo que dicen. Aquellas que se preocupan demasiado analizan los problemas e identifican sus causas, pero no pueden ejecutar respuestas.
Si eres de los que dan 50 giros alrededor de un problema y solo te centras en él, es probable que tus preocupaciones no te generen soluciones. Es importante que te concentres más en saber qué hacer ante una adversidad y no en su causa.
2. Tienden a pensar de manera catastrófica
Este tipo de personas están en estado de alerta todo el tiempo y se indisponen con facilidad. Finalmente se ven afectadas sus emociones y tienden a tener un agotamiento psicológico que solo los perjudica. Por ejemplo, si tu jefe dice que necesita hablar contigo y vayas a su oficina, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente?
Piensas que te despedirán.
Te delegará una nueva tarea.
Te preguntará acerca de la fecha de tus próximas vacaciones.
Si seleccionaste la primera opción, es porque incluso, ante situaciones tan sencillas, te imaginas que el mundo puede acabar. Debes aprender a identificar los escenarios a los que te enfrentas con más tranquilidad, así darles una solución de forma más acertada.
3. No identifican la diferencia entre posible e imposible
Las personas que se preocupan demasiado, suelen conceder la misma probabilidad de ocurrencia a posibilidades probables o improbables”, Sara Montejano, experta en terapia cognitiva.
Si vas por la calle es posible que sufras un accidente, sin embargo, es poco probable que esto suceda porque te anticipas a las situaciones a las que estás expuesto, identificando semáforos y mirando a ambos lados antes de cruzar. Es trascendental que las personas con excesos de preocupación sepan diferenciar entre lo posible e imposible para saber enfrentar dificultades.
4. Creen que pueden solucionarlo todo
Aquellos que son ansiosos y se preocupan por todo, creen que pueden controlar todo tipo de situaciones, aunque tengan poca influencia en ellas. Por ejemplo, si quieres agradar a todo el mundo es muy difícil lograrlo porque no todos tienen la misma percepción de ti.
Si eres de este tipo de personas debes aprender a concentrarte en solucionar tus problemas. De esta forma reducirás los niveles de ansiedad, se mejorará tu estado de ánimo y vivirás con mayor plenitud.
Si reúnes estas características, puedes ponerles un alto y empezar a controlarlas. ¡Así llevarás una vida más tranquila!