El dueño de semejante dato, publicado nada más ni nada menos que en The Journal of Sex Research, es el investigador Anthony Bogaert, que para llegar a esta conclusión analizó el comportamiento de 18.000 mil británicos. ¡Y eso me merece respeto!
De manera equivocada, hasta el 2007 la comunidad científica consideró como enfermos a quienes no percibían ningún tipo de deseo de corte erótico en su vida. Pues no hay tal.
Hoy la desatención por los temas de la cama es una característica más de los seres humanos, como el disgusto por las verduras o por la sopa.
De hecho, muchos estudios demuestran que quienes profesan este particular desgano tienen niveles de hormonas normales y no presentan ninguna disfunción en su cerebro o en sus emociones. Hoy es una corriente que cada día tiene más seguidores, que no dudan en calificar su distancia del ajetreo bajo las sábanas como una opción de vida.
Haber liberado esta opción de la tiranía de la ciencia y de la medicina, que siempre se consideran con la licencia natural para determinar lo que es normal o anormal, también atenuó la tendencia social de reprimir a quienes manifestaban abiertamente esta tendencia.
Pues yo digo: bien por los “ameba”, como se autodenominan, en tono irónico, algunos de estos nuevos creyentes, que alegremente se zafan de calificativos como frígida, impotente, anormal o reprimido y se lanzan a demostrar su insubordinación en un mundo que le hace culto al sexo.
Así como defiendo a ultranza la sexualidad como un ingrediente vital para la mayoría de las personas, respeto y respaldo a quienes, con criterio y sensibilidad, se apartan de ella sin sentirse culpables.
Quién duda de que en una sociedad que es incapaz de vender llantas y tornillos sin recurrir a mensajes abiertamente sexuales, ellos son unos valientes.
Sí señores: se necesita valor para admitir que los prometedores placeres de la cama no le despiertan a uno ni un mal pensamiento. En cambio, qué miedosos aquellos que se enfrentan a menudo a los consabidos polvos, con el mismo sentido del deber que le aplican a una cita con el odontólogo.