Aparatos eléctricos afectan el sueño

El sistema inmunológico es sensible a los campos electromagnéticos.

Los sistemas eléctricos hacen parte del progreso, pero su utilización debe ser controlada.

Nos rodean por todas partes, a cada instante. Nos ayudan a trabajar, organizarnos, aprender, divertirnos, comunicarnos, y producir información y a desarrollar las incontables actividades que caracterizan a una sociedad moderna. La vida sin ellos se nos antoja imposible, por lo menos como la conocemos.

Los aparatos eléctricos sin duda son uno de los principales motores del progreso en todo el mundo y han permitido que el ser humano se libere de infinidad de tareas a menudo fastidiosas, como lavar la ropa y la vajilla, o disfrutar otras actividades innovadoras, como hablar cara a cara con otra persona que se encuentra a miles de kilómetros gracias al computador, la cámara web e Internet.

Más allá del obvio peligro de producir quemaduras por un cortocircuito o de electrocutar, las neveras, ventiladores, radios, televisores, equipos informáticos y un largo etcétera de aparatos que llevan en sus entrañas metal, plástico y cerámica, generan campos electromagnéticos cuando circula por ellos la electricidad.

A revisarse

¿Tiene un sueño inquieto? ¿Se levanta con sensación de no haber descansado? ¿Tiene pesadillas, habla en sueños? ¿Tiene cansancio crónico o, en general, sensación de falta de energía y desvitalización? ¿Tiene dolores de cabeza frecuentes y su médico no los atribuye a nada concreto?

Si ha contestado afirmativamente a estas preguntas, parte de un test de salud geoambiental, es posible que esté sufriendo los efectos de la electricidad que circula por su casa o lugar de trabajo, según los expertos de la Fundación para la Salud Geoambiental (FSG).

Esta es una organización española que impulsa una mejora en la salud de las personas y los lugares que habitan, promueve la investigación sobre las radiaciones naturales y artificiales y sus efectos en los seres vivos.
Según la FSG (www.saludgeoambiental.org), la sobreexposición a radiaciones y campos electromagnéticos puede causar desde cansancio inexplicable hasta graves alteraciones en el sistema inmunológico.
Para Fernando Pérez, vicepresidente de la FSG, “vivimos en un océano electromagnético (...).

Nuestros órganos vitales funcionan mediante impulsos eléctricos. Por eso, estar sobreexpuesto a radiaciones naturales y artificiales interfiere con nuestros ritmos biológicos y tiene consecuencias para la salud”.

Según Pérez, “los síntomas pueden ir desde un cansancio inexplicable y dolores de cabeza, pasando por el insomnio o las dificultades de concentración, hasta manifestaciones, como disfunciones en el sistema endocrino, reproductor o inmunológico, derivando en tumores”.

Electricidades y malas conexiones van en contra del bienestar

Las radiaciones pueden tener un origen natural y proceder del subsuelo (alteraciones geofísicas, redes geomagnéticas naturales, radiactividad ambiental), o tener un origen artificial, como las antenas telefónicas, WiFi, teléfonos inalámbricos o las instalaciones eléctricas mal realizadas.

“En la mitad de las casas que he analizado existe un problema de radiaciones naturales en el lugar donde se situaba la cama, que es donde más horas al día permanecemos y, por tanto, donde estamos más expuestos”, dice Fernando Pérez, vicepresidente de la FSG.

Lo importante, dicen los expertos, es comprender los riesgos de estas radiaciones y adoptar medidas, como estudiar cuáles son los lugares donde más tiempo se pasa (cuarto, puesto de trabajo, cocina) y garantizar que no hay alteraciones electromagnéticas procedentes de accidentes geofísicos o de redes geomagnéticas naturales.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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